Música Celestial

Solo un año después del mini-LP «Luz de Ciudades en Llamas» (Big Bang, 2001), Lapido nos regala trece nuevas canciones. Con una primera parte excepcional, el disco solo baja un poco el nivel en el tramo final, con canciones de menos pegada inmediata.

Resulta muy dificil no engancharse a un disco que empieza con temazos como «No se por dónde empezar» o «Nadie besa al perdedor». Dos de mis canciones preferidas, que habré tarareado cientos de veces acompañando de mi reproductor portatil, recorriendo las calles en momentos de descarrío emocional.

Tras este gran comienzo, vienen tres temas más por los que muchos darian su alma al diablo por componerlos, pero la tercera joya que mas brilla en este disco no llega hasta el sexto corte: «El carrusel abandonado» es un medio tiempo, de una intensidad emocional desbordante. Al escuchar esta canción podemos poner cara a los personajes definidos con solo un par de certeras lineas, a los escondrijos alrededor del carrusel, a esos ratos pasados con una historia del pasado o una esperanza del futuro.

Tras esta catársis emocional, ya en el ecuador, nos sacudimos la morriña con la animada y esperanzadora «Tiros». Y después de ella, aún quedan seis buenas canciones que en otros discos serían las destacadas, pero en mi opinión (discutible, por supuesto) no alcanza unas alturas tan elevadas como en la primera mitad de la entrega.

Las mas destacadas en este tramo suelen ser «Manzanas azules» (con una de las letras que menos me dice de Lapido: ¿quizá es que se me escapa la referencia a esas manzanas?), y la cancion que da título al disco, «Música celestial», que me parece un tanto forzada musical como líricamente.

«Mientras las nubes me acompañen» y «No queda nadie en la ciudad» ceden el paso de forma tranquila a «Demasiado tarde» para que remate el disco, en una cancion preciosa en su desesperanza.