En 1987, en un modesto sello, María Ostiz va a registrar este LP hecho entre amigos y para amigos, sin afanes comerciales, para mostrarnos sus nuevas canciones. Ella dejó la música una década atrás, pero nunca había dejado de componer. Escribir canciones era y es para María Ostiz un ejercicio tan cotidiano como el de respirar o caminar.
De este modo, cerraba definitivamente su carrera. Hoy sus discos cogen polvo en alguna estantería olvidada o en las cajas de las tiendas de segunda mano. Creo que nos estamos perdiendo una buena cantante y una gran compositora que merece la pena revisar sin prejuicios ni apriorismos.