Si en su primera entrega se le veía ansioso por mostrar cuatro posibles aristas de su universo musical personal, en su segundo trabajo, Guiller Momonje apabulla dividiendo el disco para dar cabida a la producción de dos proyectos diferentes. Por un lado el dúo formado con Laluli, la única voz capaz de comunicarse con los delfines y por otro, en la cara B, rodeado de una banda, la que utilizaba en muchos de sus directos.
Para la primera propuesta utiliza una foto desenfocada patinando con su pareja musical. Cierto punto infantil, lúdico, de juego inocente por tanto. Y es que uno parece querer apreciar que ésa es la forma de encarar el country, el rock vaquero que se reserva el dúo.
La voz de Laluli es pilar fundamental. «Búfalo» es un diálogo entre ambos simulando ser los osos Yogui y Bubú. Lo que ven volando no es ni un pájaro, ni un avión, ni supercoco … es un búfalo. Tiene mucho de la ternura que inunda el repertorio de Momonje.
«Daddy» y «Epileptic man blues» son crudas, y en el caso de la última con un punro cacharreante. Tiene efectos como los que utilizaba Adriano Celentano cuando despedía al aeroplano que se iban volando.
Son sin duda Momonje y Laluli un tándem de lo más singular. Ella escribe (salvo «Daddy«) y canta los temas, mientras que Momonje toca la guitarra e instrumentación varia.
Los dos temas de la segunda cara ya tienen a Momonje a la voz. Se ha rodeado de una banda en la que aparecen los nombres de Capitán Entresijos para la batería, su hermano Juan a la trompeta y Fernando a los teclados.
Se grabaron en abril de 1996, el estudio Telesound de Tele (ex-Triana), el campamento base en muchas ocasiones de la destilería Alehop! para las bandas afincadas en Villaviciosa de Odón (Madrid).
«La niña más feliz» parece un ejercicio de free-jazz, una sesión de alocada disgresión en la que Momonje, con maneras parecidas a las de Poch en solitario, despacha la cuestión vocal.
Pero me quedo con «Firmamento«, que en su punto algo más pausado, en su aire de delicada nana guiada por la trompeta y una extrema suavidad, tiene sin embargo capacidad de embrujo.
No se, por alguna razón te hacen pensar en cómo sonaría Mothers of Invention si cantaran en castellano.