Miss Melilla

Miss Melilla

Coprolitos decide invertir en una mejora de su sonido y van para ello a grabar a los estudios Tigruss de Gandía (Valencia). Allí, Pepe, responsable de los mismos, grabó y mezcló los temas los días 22-24 de junio de 2009. Ramón es el encargado de la masterización en los estudios Sónica de Madrid.

Cuidadosos en sus portadas, en esta ocasión el diseño corre a cargo de la pintora iraní Zohre Mirabassi, de la que Alberto, bajista de la formación, se declara acérrimo seguidor. La artista, centrada en personajes en decadencia, víctimas de su decrepitud, ilustra a las mil maravillas, la historia de la Miss que diez años después de su reinado de la belleza, chapotea en los lodos de la droga de la más baja estopa.

Para la foto de la hoja interior una instantánea de la sesión realizada para el sencillo anterior “Coprolitos” (Blondes Must Die, 2008), en la que María viste el mismo traje que alquiló para aparecer como gigante frente a los edificios de Madrid. En este caso Chenan, el batería tira de una cadena atada al cuello de la cantante ante la quizás aburrida mirada de sus otros dos compañeros de formación. Todo ello con la barra de La Buena, el antiguo bar de Javi en el barrio de Malasaña. Nos corrobora Alberto lo que dice la leyenda de la información interior, y es que semejante estampa no pasó el criterio de aceptabilidad por sus posibles connotaciones de maltrato en una revista que les entrevistó.

Lo bueno es que si a Coprolitos hay que agradecerle los esfuerzos por todas las vías y líneas de investigación que abre más allá del punk rock de corte más clásico, lo cierto es que no desmerecen nada en absoluto cuando optan por respetar los patrones canónicos. Así “La línea gris” es todo un acierto. Descarga de intensidad sobre una letra bien lograda. Odio al fin de semana y a la rutina que significa. En este caso la de tener que recorrer la línea circular de metro de Madrid, la gris claro, para encontrarse, con un punto de sumisión, con el novio que vive en Usera: “Cuando voy a hacerte feliz uso la línea gris“. Es de las canciones más duras.

Antes estaba “Achaques de amor“, composición que en sus estribillos y coros (doblados por la propia María) adquiere tonos de banda femenina del sello 4AD, como a grupo post-Pixies de las hermanas Deal. Nos hablan de tentaciones como las que hacen parafrasear a Valle Inclán en la hoja interior, con efluvios de prostíbulo, desde donde parece actuar la que rompe las parejas de Madrid.

Las guitarras pugnan por mostrarse bien protestonas, poniendo poco de su parte por participar en melodías de arrastre alguna. “No pasarás” es sólo un ejemplo, donde compiten con María a la que tratan de ahogar por momentos. En ocasiones, sobre todo en el principio, parece el resultado de una sesión de experimentación sobre las bases de “Un día en Texas” el tema de Parálisis Permanente.

Efectivamente es “Miss Melilla” el tema estrella del disco, pero el grupo parece querer frenarle cualquier ímpetu por mostrarse orgullosa sobre el resto. Ni deja que sea ella la canción con que se acabe el disco, instalándola así en la memoria del oyente, ni le aporta el más mínimo atisbo de melodía que atrape. De eso se encarga Javi, a la guitarra. Tiene riffs que suenan a descarnadas y casi acústicas versiones de algún momento de los Sex Pistols. Es difícil imaginarse un posible punto de vista mejor para las letras con el que encarar la caída en desgracia que la droga y el paso de los años imponen a la protagonista de la canción. Aparentemente una vez medio concebida la historia para la letra, vieron en televisión un caso similar, el de una antigua Miss Barbate, que malvivía años después de su reinado de la belleza.

De muñecas rotas y palomas de alas quebradas ya se ha hablado antes; un ejemplo lo pone Jorge Martínez, sus Ilegales, y la pequeña maravilla que es “Regreso al sexo químicamente puro“. Así lo comentamos con el propio Alberto, cerveza en mano en la pista del Rock Palace cuando hablamos de este sencillo. Y sin embargo la propuesta de Coprolitos y su miss sólo tiene el handicap de haber militado en la segunda división que supone la escena underground del punk nacional, para no haberse convertido en una canción/letra de las de recordar para siempre.

Cierra el disco “Unagi don“, que me recuerda a los primeros Wire, con el cacharreante sonido al unísono de toda la banda en sincopados golpes de platillo. Breve y enigmática en su letra se encarga de echar el telón en un muy logrado sencillo. Enigmática hasta que Alberto nos informa de que la canción relata una cita en un restaurante japonés de una zona de Madrid con calles en las que abundan las chicas de alterne. Unagi don es precisamente un plato consistente en anguila, de ahí la alusión al monstruo que se desliza en su interior.

Llega el final y te das cuenta de lo rápido y breve que ha sido todo. Te quedas rumiando las letras y enganchado a alguno de los pasajes de este viaje que es el disco. Eso tiene que ser, por fuerza, muy buena señal.

Grupo:

La repentina decisión de su cantante de...

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Tracklist:

  1. Achaques de amor
  2. La línea gris
  3. No pasarás
  4. Miss Melilla
  5. Unagi don

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