Antes que O.M.D. facturaran su gran «Enola Gay«, Los Beta ya cantaban sobre la misión de hecatombe que arrasó Hiroshima. Todo ello entre guitarras distorsionadas, voces épicas, cuentas atrás y apuntes de psicodelia. Un tema para descubrir y para descubrirse en el que un grupo de eficientes cocineros preparan un plato de diseño, hartos de fabricar comida basura a destajo.
En la cara B, una comercial «Vete de mi vida«. Un tiempo medio en el que el cantante Pepo Martínez tira de vozarrón viril para ocupar casi todo el plano sonoro y dejar un poco en segundo plano al resto del grupo y a los vientos añadidos. Por fin, Los Beta hacían un buen single y evidenciaban que los cambios de personal sufridos a finales del año anterior, daban sus frutos.