Se despide Miguel Ríos de Philips con un EP más bien flojete, reflejo del agotamiento al que había llegado en dicho sello, que sigue enfilándole como baladista de corte blanco. Lo mejor: la interpretación de la famosa «Melodía encadenada» se ajusta a lo que pide esta, que no es poco, y «Yo no puedo«, la mejor del lote, da un aire ensoñador a un conjunto de color azul. Las otras dos son olvidables.
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