El segundo disco de las asturianas, «Mi Vida en un Fin de Semana» (Elefant, 2000) es un disco casi conceptual con letras cargadas de feminismo pop y con un sonido mucho más personal y sofisticado.
Además de la ya conocida «Hacia el sur«, los pelotazos más evidentes son «Montaña rusa«, el single «Maldito espejo» -un simpático grito en contra de la tiranía de la talla 36- la tecno pop «Entertainment«, «El enemigo en casa» -la primera tonada indie sobre el maltrato- y «Si es que hay suerte«, otro tema de independencia femenina. Cuatro canciones como cuatro soles, de cortes diferentes pero con el sello Nosoträsh, que van desde el power pop más acelerado a las bases programadas.
Pero obviamente Nosoträsh son mucho más que canciones inmediatas y ofrecen un pequeño acercamiento a Vainica Doble en la letra de «Rara sensación«, estudios feministas en clave de pop como «Chico escaparate» o la delicadeza de las lentas del disco, «Gato al sol» y «Pijama para dos«.
Los momentos más olvidables son quizás los que recuerdan a su primer disco, como «Reincidentes«, que entra muy bien a la primera pero que agota sus posibilidades enseguida. El sonido algo cutre de «Caperucita«, por su parte, está más cerca del guilty pleasure que de la canción preferida: se deja escuchar, es divertida, tienen un ritmo juguetón y un puntito hortera, pero desluce un poco al conjunto del disco.
Con todo, el segundo asalto de Nosoträsh deja mejor sabor de boca que su debut, y con el tiempo (que es como mejor se ven las cosas), se ha convertido en una colección más que digna, con personalidad propia y muy disfrutable.