Segundo trabajo de los madrileños Sally Brown, en el que repetirán algunos de los aspectos técnicos del primero, “Is In Town” (Sally Brown, 2007), como el de la grabación en los Estudios La Nota de Madrid, la autoproducción y autoedición. En lo musical sin embargo el nuevo trabajo trae diferencias con respecto a su entrega previa. Ha cambiado al cantante y han introducido algunos ingredientes distintos al del puro ska. Así, siendo ésa la base fundamental sobre la que la banda asienta su propuesta, con “Mi Palabra Es la Ley” se posicionan con firmeza en el espectro del revival mod, northern soul y similares. Y como muestra la misma foto de portada, con chica y moto de aires sixties o las referencias a las parkas en alguno de los temas.
Canalizados además muchos de los nuevos aires por medio de los metales (trompeta y saxo), los coros femeninos contribuyen también de forma activa a este ambiente de club. Las guitarras y maneras de banda de soul de por ejemplo “Ready steady go” o “Pero nos da igual”, más que interesante preludio de las novedades que acompañan la base ska habitual.
Comienza el disco sin embargo, de malos modos, y no porque haya brusquedad alguna, sino por los aires que de Bad Manners tiene el tema “Joe Pesci”, un instrumental con alusión inicial al actor estadounidense, protagonista de la película “Uno de los Nuestros” (1990) de Martin Scorsese. Curiosamente volverán cuestiones mafiosas unas canciones después con “Cosa nostra”.
Reconozco haberme habituado a las voces del disco anterior. No sé si es eso o ciertas exigencias que parecen notarse en algunos temas lo que me hace pensar que este capítulo queda sin resolver en momentos concretos. Poco temerosos además de escapar de estrictas ortodoxias, no dudan en incluir el contrapeso de gargantas más rasposas de colaboradores externos, lo que no sé si termina por descompensar el resultado final. Dicho lo cual, basten «Cosa nostra» o “Grotesco reggae” como contraejemplos de toda posible pega. Para el primero convencen la chulería y tono cortante de Luis, y para el ritmo juguetón del segundo, la voz se adapta como anillo el dedo. Tras su ambiente caribeño se esconde por cierto toda una serie de cuestiones en torno al pene. La complicidad de los coros femeninos que rodean la aproximación al tema y su aparente buen rollo, parecen frenar cualquier discusión sesuda sobre cuestiones de género.
Finaliza el disco con la apuesta decidida por el eclecticismo. Primero “Con parkas” incluye muchos elementos, desde los juegos de voces y coros muy diferentes a los del puro ska. En “Para variar”, tienen la contribución de una garganta más ruda a la voz. Es graciosa tanto en la música, con mezcla de pachanga y ambiente de club, como en la letra. Músicos hartos que prefieren la barra antes que salir a tocar. Y con “Corre corre” uno no puede determinar si se trata de un tema de soul, de unos 60 españoles o si sigue siendo ska. Y probablemente lo que ocurra es que es todo eso a la vez.
El telón lo pone una versión de Potato, «Sultán«, canción de la que llegaron a facturar otras dos tomas, la del disco tributo a los vitorianos «Será si Hay” (Sound Rebel, 2008) y la que se incluyó en un CD que se distribuyó en actuaciones en directo, que incluía grabaciones en directo de un concierto en Guadalajara, en la sala Chinaski y un trozo de un programa de radio en el que se hablaba de la banda.
Actitud valiente la de la banda al incorporar tantos aromas diferentes que dice mucho en su favor.