Se han lanzado demasiadas campanas al vuelo para avisar la publicación de este disco. El valor histórico es innegable y se basa en la recuperación de las maquetas de nueve conocidas canciones de Cecilia antes de ser revestidas de la capa de arreglos que conocemos y de conocer alguna letra antes de pasar el tamiz de la censura franquista. Además, cuatro canciones que permanecían inéditas ven ahora la luz. Todo este material procede de unas cintas guardadas celosamente por Teresa, hermana menor de la cantante. No obstante, esta no es la quintaesencia de la obra de Cecilia, como ha querido presentarse en algunos medios. Simplemente son una docena de buenas canciones en fase de maqueta y seguimos recomendando escuchar los discos editados en los 70 que la convirtieron en una de las principales cantautoras españolas de todos los tiempos.
Los cuatro temas inéditos son “Dónde irán a parar”, “Cíclope”, “Día tras día”y “Mi muñeca” o «Mari Pepa«, la más promocionada del CD y que está entre lo mejor de esta compositora. Una pieza, ésta última, casi naíf que rezuma sentimientos de infancia recién perdida. “Cíclope”comienza con la fanfarria de Charpentier que se eligió como himno de Eurovisión para luego convertirse en un alegato que nos recuerda a alguna de las primeras canciones de Massiel. “Día tras día”incluye una deliciosa guitarra y se nota que es un boceto a medio elaborar.
La más sencilla y, si me lo permiten, la más ceciliadora de las cuatro nuevas es “Dónde irán a parar”, una canción simple y cargada de contenido nostálgico con una letra especialmente destacable: “¿Dónde irán a parar tus labios…».
Con una carga instrumental más sencilla la voz suena nítida y cercana al oyente. En cuanto a los arreglos, llama poderosamente la atención una versión inusualmente marchosa de “Mi querida España«. Claro que una canción así admite casi cualquier arreglo sin ver mermada su calidad.
En fin, un disco oportunista, sí; pero también un disco que nos da a conocer a una Cecilia con el mono de trabajo puesto y que resulta necesario para completar la apreciación que tenemos de ella. Como he leído en alguna crítica periodística, si Cecilia llega a ser norteamericana, inglesa o francesa no habría que haber esperado más de treinta años para escuchar estas cintas. No nos engañemos, aquí la musicología pop no es que esté en mantillas, es que aún no nació.