Un grupo como Mojinos Escozíos, que a lo largo de toda su carrera se ha dedicado a parodiar, prácticamente, todos los tópicos del rock, no podían eludir el quehacer de editar el consabido álbum de duetos. Para ello seleccionan diversas canciones de su ya amplio repertorio e invitan a intérpretes de toda índole, algunos casi inimaginados, como Pimpinela, Chenoa o King África; claro, esto es parte misma de la parodia.
Si no me falla la memoria, la concatenación de las canciones sigue el mismo orden de publicación, siendo las primeras -“Jerónima”, “El tatuaje”- las más antiguas, las de su debut, y acaba cerrándose con dos originales de “La Leyenda de los Hombres Más Guapos del Mundo” (Warner, 2010). Curiosamente, no se incluye ninguna de “Los Novios que las Madres Nunca Quisieron para Sus Hijas” (Warner, 2008), el mejor de sus últimos discos.
Aparte de la gracia que pueda tener escuchar a tal o cual intérprete cantando las canciones de Mojinos Escozíos, no hay nada relevante más allá de eso, pues a nivel musical son básicamente idénticas; no hay reintrerpretación ni nada parecido. Escasos cambios, como en “Chow chow” junto a David DeMaría, en la que al gracioso perro de origen chino no se le alivian los picores echándole unos polvillos, sino rascándole un poquillo.
Sin duda, todos los invitados hacen gala de buen humor al animarse a colaborar con los Mojinos en este disco, pero algunos tienen gracia, en el sentido andaluz del término, y otros no. Poca se les ve a Pau Donés (Jarabe de Palo) y David Summers; sobrada demuestran poseer José Manuel Casañ –Seguridad Social– o la mencionada Chenoa, cuya canción cierra el álbum con todos los artistas en su tramo final. Lo que es seguro es que la mejor parte, la más divertida, la vivieron ellos en la grabación.