Tras una carrera frenética, M-Clan decide echar el freno de mano. Ahora que su carrera se ha visto satisfactoriamente salpicada de éxitos comerciales, vale la pena plantearse cómo se va a desarrollar esta en adelante. En esos años, Tarque se pone a escribir poemas a partir de los cuales se confeccionarán las canciones que componen este “Memorias de un Espantapájaros” (Warner, 2008). Si bien el trabajo en las letras de M-Clan no había sido meramente accesorio hasta entonces, aquí sí que se convierten en claras protagonistas, y la composición de la música se subyuga e ella. Esto se traduce en un nuevo viraje del conjunto que, sin renunciar a la comercialidad, ya no la tiene como un principal objetivo.
“Memorias de un Espantapájaros”, producido por Carlos Raya, es un álbum de corte más íntimo y melancólico que cualquiera de los anteriores y se baja considerablemente el pistón. Las canciones más rockeras se tornan turbias y otoñales. El resultado es el disco más atípico hasta entonces de M-Clan y causa de ello, también es de los más desconocidos.
Este es, además, el último disco en el que M-Clan cuenta con Pascual y Oti, reduciendo la formación original al núcleo fundacional con la compañía de Raya, otra clara señal de los cambios que se van produciendo.