El salto respecto a la calidad de producción de «Carefully» (Subterfuge, 2001) a este «Mayday» (DRO, 2003) es más que notable, gracias al paso de una indie a una multinacional (básicamente, más dinero) y a la experiencia adquirida por Najwa, que por entonces ya llevaba unos cuantos años haciendo música.
Najwa se vuelve bastante más pop y accesible sin renunciar a la experimentación y a la búsqueda de sonidos interesantes. Con gran acierto, compone dos singles clarísimos que tiran del álbum para explayarse en las demás canciones. Y vaya singles: mientras «Hey boys, girls» juega al house vía Björk (esas bases del principio son clavadas a la gran «Hyperballad» de la islandesa) con un estribillo dulce y sexy, «Go cain» introduce una guitarra acústica que roza la canción de anuncio de compresas, pero que sale airosa gracias a unos arreglos conseguidísimos y a una estructura repetitiva pero hipnótica.
Hay canciones que vuelven a la pista de baile y piden unas remezclas que nunca llegaron. Tal es el caso de «One and other lies» o «Nobody asks», dos piezas sintéticas, pura electrónica. En otros momentos el preciosismo y la delicadeza se apoderan de la navarra, que pare canciones ambientales como «The echo» y «Feel the beat (Satie)», que toma las tres partes de «Gymnopedie» de Erik Satie para convertirlas en una fantasía pop.
Sin llegar a ser rupturista, sí que «Mayday» le da un toque de seriedad a un proyecto personal que irá perfilándose con el tiempo, a través de la transición por varios estilos. Aquí Najwa se descubre pop y quizá menos arriesgada en la superficie, pero segura de lo que hace, con canciones más redondas.