Probablemente sea el disco que empezó a remover la escena hip-hop para hacerle un hueco destacado y definitivo a Natos y Waor. Al menos algo así entendió la denominada Música Independiente para concederle el premio al mejor disco del género ese año 2015.
Lo grabaron en su totalidad en El Mundo es Tuyo Studios, con Are al cargo de las cuestiones técnicas, de su mezcla y masterización salvo por la participación de Ikki (para la mezcla de «Camarón» y «Rocknrollas«), de P. Songolo (que mezcló «Wild west«) y de Pablo Gareta (que mezcla «Promiscuidad«).
Pero donde realmente se marca la diferencia, la textura de cada tema es en la producción musical de cada uno de ellos. El dúo madrileño empieza a hacer gala de una incansable afición por la búsqueda de matices distintos para cada corte, entregándose a la capacidad de diferentes nombres propios y adaptando su prosa a muy distintas atmósferas. La de «Malas noticias» la teje con mimo sensual Vybe Beatz y en ella empastan sin problema: «Soy la polla metido en tu coño, soy la joya colgao de tu cuello. Perdí el hígado en bares de viejos, el corazón en la casa de empeños«.
Así por ejemplo la apuesta inicial, la de «Problemas» o «Delirium«, es la de poner ritmos densos e insinuantes para unas historias con alto grado de derrota acerca de los hijos de la ruina: «Estoy haciendo de mi vida una novela que acabará en la cuneta o un ático en Las Vegas«, dicen en la primera, en la que tienen la música de Dopescratch; «Entro con los ojos tapaos en la curva a 3000 vueltas. La ruina, coca y apuestas«, en la segunda, con música de Lasio. Día a día de barrio y enganche a botella, drogas o los modernos garitos de apuestas: «Me echan del garito por entrar luciendo chandal y armarla, volcando fa en la barra» dice Recycled JAñade este contenido cuando les acompaña en los fraseos de «Delirium«. Este compañero de aventuras pasadas también colabora en «Lip gloss«.
Porque en el fondo, tal y como confiesan en el final de «Contrabando«, canción con música entre lo marroquí y la intriga: «Estoy destrozándome la vida por pasar el rato«. No parece haber motivaciones en lontananza que animen a algo más que a ese sinvivir cotidiano que apenas llena: «De encenderme a la mínima, 0 a 100 en unas décimas, tonteando con la química, enamorando esquizofrénicas«, convirtiendo como dicen «las depresiones en anécdotas aprendiendo a quererme y esas mierdas«, buscando así la reivindicación frente al resto, la condición singular del que logra escapar de esa carrera de ratas en la que se convierte la vida en el barrio.
No repiten más que en dos ocasiones en el apartado musical: con Lasio (que les ayuda en «Delirium» y «Lágrimas negras«) y con Ikki (que hace lo propio con «Rocknrollas» y «Camarón«). Si las dos últimas son ariscas, duras, de música desestabilizadora y con letras directas ambientando el frenesí y la velocidad («He bebido ron del coño de punkis en hoteles de 4 estrellas (…) Me matará un fan de una puñalada si no lo hace el sida por follar con todas«).
Asumido lo explícito de las letras, donde realmente estén levantado ampollas es cuando, con Suite Soprano acompañando al micro, en «Dreams» se dice «No digas nada, al final es verdad estás más guapa callada. Te lleno de amor la cara pa que sepas quien manda«.
Probablemente sea con «Promiscuidad» donde más alto vuelen en todo el disco. Con la música que aporta MRK, que junto al punto celestial de «Dreams«, parecen justificar la componente de ángel que trae la portada, habla de la capacidad del dúo para generar temas agrios que atrapan irremediablemente: «Jugar a ser dios, bailar con el peligro, regocijarnos en nuestra autodestrucción como dos críos. Haremos de lo macabro algo bonito. Y moriremos solos, pero será divertido«.
Otro capítulo más en la crónica de la desolación de una generación. Un gran disco de Natos y Waor.
