Como los dos temas del disco anterior se habían escuchado bastante, enseguida Belter se aprestó a preparar esta segunda entrega de J.Santana editada a principios de 1974. Una balada épica con atmósfera de himno ocupa la cara A. Si al principio llama la atención, un desarrollo absolutamente plano y repetitivo la convierte en una auténtica castaña.
Un tarro de miel es «Llueven rosas«. Una canción de comienzo somnoliento, pero que aprieta con garra en un estribillo exigente para la voz y muy bien lidiado por un cantante que tira de cualidades vocales para salvar un tema anodino.
Este disco supuso un paso atrás respecto al anterior, no porque fuera peor sino porque se apoltronaba en un estilo manido que tres o cuatro años atrás había dado jugosos dividendos, pero que ahora ya andaba de capa caída.