La sequía compositiva de Mari Trini a mediados de los 80 era pertinaz. La cantante, arropada por las instrumentaciones de Jesús Gluck y la producción y dirección de Maryní Callejo se saca de la manga este LP dedicado íntegramente a grandes canciones de veteranos cantautores mexicanos de los 40 y 50. Nada que descubrir en unos temas tan formidables como añejos, mil veces grabados. No vamos a descubrir ahora a autores de la talla de Cuco Sánchez, Agustín Lara, Armando Manzanero, José Alfredo Jiménez o María Grever. Tampoco es cosa de ponerse a comentar las bondades de las líneas melódicas y las letras de boleros de la talla de “Cuando vuelva a tu lado”, “La media vuelta” o “Noche de ronda” o de canciones típicamente mexicanas como “El jinete”.
Instrumentaciones con buen gusto, a veces pecando de cierto barroquismo y la voz de Mari Trini que aporta más bien poco a un repertorio muy trillado, antes y después de la grabación de este disco.
Hablábamos de sequía creativa. Al año siguiente la cantante murciana grabaría un disco en directo que es otra manera de seguir cumpliendo contratos y continuar en candelero sin hacer en realidad nada nuevo.