Con la entrada del nuevo mileno, la actividad de Gigatrón se detiene abruptamente y todo apuntaba a que iba a ser de forma definitiva. Sin embargo, siete años después de la publicación de “Los Dioses Han Llegado” (Brutus, 1998), el retorno de la banda valenciana se materializa en forma de un segundo CD: “Mar de Cuernos: The Platinum Years” (Dynamo, 2005). Mucho han cambiado las cosas desde entonces: ahora abundan los grupos y artistas, digamos, de coña, con Chivi al frente. El debut de Gigatrón se ha propagado por todo instituto y club de rol que se precie y la banda es sobradamente conocida. Su retorno pilla ciertamente por sorpresa, pero su propuesta no. Ellos debían saberlo; era muy improbable que la frescura de aquel disco se repitiese, máxime cuando se han pasado cerca de un lustro con el proyecto parado, ya rota la magia inicial. El resultado es inevitablemente más bajo, y pasa que Gigatrón se han convertido en otro de esos elementos caricaturizables del heavy metal. Habiendo tocado casi todos los palos posibles en “Los Dioses Han Llegado”, a Gigatrón sólo les queda el oficio, que no es poco, y su enorme sentido del humor.
Por eso, volver a satirizar en torno al satanismo en el metal no nos va a impactar de igual modo que pasaba con “El poseso”, pero a lo mejor si contamos el mismo chiste de otro modo pueda seguir haciendo gracia, como ocurre con “Machocabrío”. El resultado es disparejo, con letras más conseguidas que otras, pero ahí siguen los elementos definitorios de Gigatrón: épica de barrio, pasados de rosca, roña por doquier, maldad gratuita, diversificación de estilos según tema a tratar, los agudos estridentes de Charli Glamur y, cosa también importante, los pegadizos riffs de la banda. Técnicamente, el grupo y la grabación dan un vertiginoso salto hacia delante y suena más poderoso al contar ahora con dos guitarras.
Entre los aportes más ingeniosos se encuentra la epopeya urbana “Warrior of the barrio”, dividida en tres partes, al modo en que podrían hacerlo unos Rhapsody o como hicieron Manowar con “Achilles, agony and ecstasy in eight parts”. También destacan (y de hecho se encuentran entre las más populares del disco) “Mi hacha hizo tu culo”, “Ministro del pisto” o “Ouija”. Por otra parte, a la par que se lanzaba este disco, a través de él se podía conseguir el EP “Hitthrashhit (El Disco Fantasma)” (2005), que contenía diversas versiones de grandes temas del rock tomados de Queen (“Viva el calimocho”, que ya apareciera en su maqueta de 1997), Guns & Roses, Extreme, Bon Jovi (“Grábame el de Slayer”, la más exitosa del conjunto), etc. Según Gigatrón, se trata de las versiones originales que estos grupos plagiaron. En definitiva, repiten la jugada que ya les funcionó con “The peto el cacas” pero la amplían a todo un disco que, en cualquier caso, relegan a un segundo plano.
Lamentablemente, en plena promoción del álbum, el grupo se vio forzado a retornar a su infierno particular, del que regresarían en 2012 trayéndonos un “Apocalipsis molón”.