Malas Compañías

Malas Compañías

El segundo disco de Sabina tiene un aire muy diferente al primero. El jienense deja atrás el rollo reivindicativo y la canción protesta de todo a cien para centrarse en hacer canciones más interesantes a todos los niveles, encontrando ya en este disco algunas instantáneas en las que por fin reconocemos su inconfundible estilo.

De entrada, un maravilloso regalo para nuestros oídos. Suenan los arpegios enmarañados de “Calle Melancolía”, un hermoso poema de consuelo para el que está solo que, paradójicamente, habla de la soledad. De alguna manera Sabina sabe lo dura que es la soledad y con una sonrisa cómplice dibuja la rutina del solitario: “Luego de vuelta a casa / enciendo un cigarrillo / ordeno mis papeles/ resuelvo un crucigrama / me enfado con las sombras / que pueblan los pasillos / y me abrazo a la ausencia / que dejas en mi cama”.

Sigue la simpática “Qué demasiao”, que habla de un delincuente que vive a salto de mata, continuando con “Carguen, apunten, fuego”, una ácida crítica al servicio militar con una base de rock and roll muy clásico y hablando sin pelos en la lengua: “Queda el consuelo de andar de cuando en cuando / y aumentar la clientela de una casa de putas / y pasar media hora de amor apresurado / a esa gorda que hace rebaja a los reclutas.”

“Gulliver” es otro dardo envenenado contra la falsa lucha política, contra los que quieren quitar a los del poder para ponerse a mandar ellos escudándose en la lucha obrera. En palabras de Sabina: “Es un antipanfleto, Se dirige contra los que creen que la igualdad consiste en cortarles la cabeza a los más altos.”

Tras “Círculos viciosos”, obra de Chicho Sánchez Ferlosio con sabor muy tropical, nos topamos con otro de sus clásicos, la celebradísima “Pongamos que hablo de Madrid”, donde Sabina agradece y muestra su amor incondicional a la capital de España con un aire melancólico y pausado. Entre estampas cotidianas Sabina se guarda algunas verdades: “Las niñas ya no quieren ser princesas / y a los niños les da por perseguir / el mar dentro de un vaso de ginebra / pongamos que hablo de Madrid”.

Vuelve el Sabina humorístico y ácido en “Manual para Héroes o Canallas” (si bien la canción está compuesta también por Hilario Camacho y José Antonio Romero), por cierto que es la primera vez en todo el disco en la que se percibe claramente un solo de guitarra eléctrica, hasta entonces toda la instrumentación ha sido casi íntegramente acústica.

Tras una emocionante “Bruja” suena la interesante “Mi amigo Satán”, en la que de alguna manera se dejan entrever correrías nocturnas, danzas de noctámbulos y quizá, a mi juicio, el exilio de la cocaína: “Déjame vivir contigo demonio amigo, supliqué / no me hagas volver a la vida perdida de mi antigua fe”. Por otro lado Sabina siempre ha ido muy en contra de los edictos eclesiásticos.

Rompiendo toda la tónica melódica y acústica del disco suena “Pasándolo bien”, con una presencia más eléctrica y un ritmo más movido y rockanrolero. Canción buenrollera donde las haya, recordando quizás un poco a Tequila, proclamando el mensaje del “vive y deja vivir”, es otra de las canciones que se han convertido en clásicos de su discografía.

Tras ese un pelín rancio “Inventario” (Movieplay, 1978), por fin tenemos en nuestras manos un buen puñado de canciones, que van desde la sensibilidad del cantautor hasta el rock and roll bailable y divertido. Aún no ha terminado de evolucionar del todo en su sonido, que sigue siendo muy acústico, pero la verdad es que no es un detalle que moleste al escuchar el disco, y eso también es un logro.

Grupo:

Muchos y variados han sido los adjetivos...

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Tracklist:

CD 1

  1. Calle Melancolía
  2. Qué Demasiao
  3. Carguen, apunten, fuego
  4. Gulliver
  5. Círculos viciosos
  6. Pongamos que hablo de Madrid
  7. Manual para héroes o canallas
  8. Bruja
  9. Mi amigo Satán
  10. Pasándolo bien

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