A juzgar por lo que cuenta la banda, el dejar grabados los temas de su repertorio no fue tarea fácil para nada. Un par de parones (uno por fallo con el disco duro que estaba utilizando el amigo que les ayudaba en el local) imposibilitaron que Koñote Vil pudiera tener antes lista su grabación. Y, de hecho, si no hubiera sido por la insistencia y asistencia de Maritxu, responsable de Uterzine, nunca hubieran visto la luz en formato físico.
Grabadas en el local de forma rupestre, el sonido de las canciones es ciertamente cavernario. Tienen en la voz rasgada de Sonia el punto ideal; acompañada en exclusividad en la mayoría de los casos por el bajo de Laura y la batería de Eva propensas a descarrilar a la menor excusa.
Amagos de acercarse de manera muy personal al «These boots are made for walking», al «London calling» o al «Summer nights» de Grease. Y si para hacerlo hay que utilizar una trompetilla de chirigota, se hace con desparpajo.
A la complicación de entender las letras que canta Sonia, se une la dificultad para escuchar los coros, contribuyendo junto a una sección rítmica (el único armazón musical que emplean)
Adopción y maltrato animal tratados como vertientes en paralelo de la desconsideración del género humano, que merece poco crédito como bien sostienen en «Askerosos seres», mujeres supervivientes ante quienes las consideran como maniquíes, excentricidades sexuales y promesas de venganzas a base de cunnilingus… Koñote Vil no se anda con bromas. Así lo muestran con esta maqueta donde a veces hacen pensar en cómo sonarían Chiquita y Chatarra si se olvidaran de lindezas y quisieran acercarse a la propuesta del Capitán Entresijos.