El tercer largo de Nadadora aparece en Ernie, uno de los sellos nacionales más pujantes, que poco a poco va engrosando su nómina con formaciones como Igloo, Niños Mutantes o Jugoplastika. De la producción se encarga un ilustre, Fino Oyonarte –Clovis, Los Enemigos-, y la grabación trascurre en los estudios Abrigueiro de Arturo Vaquero.
Estamos ante su trabajo más ambicioso, una colección de canciones realmente sobresaliente. Los esquemas son los de siempre, pop de guitarras y emociones a flor de piel, pero en está ocasión echan el resto y cuando tienen que recurrir a la energía lo hacen de cara, sin esconderse. Para muestra la inicial “1987”, explosividad efervescente que nos dibuja una sonrisa en el rostro desde el primer momento. “El sueño ardiendo” y “Sara dice” muestran su cara más pop sin hacer concesiones, con la dosis justa de visceralidad.
El momento álgido del disco llega con el tándem “Siempre” –como ya pasaba en “Sara dice” se dejan llevar por la distorsión y el espíritu shoegaze- y el dulce envenenado “Una nueva vida”. Y es que en esta ocasión los acercamientos noise, post-rock y shoegaze son los protagonistas.
Si la primera parte del disco representa la luz, la segunda esta llena de claroscuros y oscuridad. “Deshazte de mí” y “Sólo sombra” traen consigo tintes siniestros y una intensidad cargada de belleza que abraza la emoción.
También nos encontramos con pasajes oníricos como “Me llamareis asesino” y épica íntima –“Julie Christie”-. Cierra la encantadora suavidad de “Coge mi mano, éste es el camino”.
El disco sale a la venta tanto en CD como en vinilo con un diseño exquisito obra de Guillermo Arias.
El mejor trabajo hasta la fecha de la banda. Sobran las palabras.