Lupers

Si para la grabación del primero, «Lupers» (Autoproducido, 2011), aducían prisas por dejar registrado cómo sonaban antes de adquirir destreza alguna con los instrumentos, con esta nueva entrega cabe pensar que cogieron gusto a lo de pasarlo bien y mostrarse espontáneos a la hora de empezar con el grupo. Repitieron Lupers en los Drive Division Estudios, donde trabajaron con su amigo Alex Pis. Además el diseño del CD también corrió a cargo de Mutta, que es lo mismo que decir que es Bruno, el batería de la banda, el que ha mezclado de nuevo negros y blancos en el ataúd de la portada y letras y la composición de esqueleto y cara de cada uno de los miembros del grupo (a mi me tocó la de Pablo, el guitarra solista.

El CD tiene chicas londinenses y putas parisinas, bilingüismo en francés, momentos de mucha inspiración en las letras. ¿Ejemplos de estos últimos? Cuando dicen eso de «De mala ostia soy infernal«, confirmando de una vez por todas los problemas del síndrome premenstrual, o cuando en la sobresaliente «Clase media«, del mejor punk del álbum saltan con eso «Soy de clase media. Mucha más clase que tú»

Se aprecia un mejor aprovechamiento de la versatilidad que da tener varios candidatos a la hora de cantar. Chicos y chicas se contestan con modos casi funkies en «Chica londinense«, cantan ellos y contestan ellos con «cu-cus» en «A noseque» acometen tonos de punk mongolo o aflamencados en «Gay«.

Proponen un repaso más que interesante. Desde la interesante y divertida «Copón«, en la línea de verdadero punk hasta los apuntes más siniestros en «Estoy jodido«. Incluso rock más rocoso, con solos de guitarra cortantes en «Me hago viejo«, donde detectan que los estragos que ocasiona el paso del tiempo son diferentes para él y para ella: barriga y picha corta para uno y tetas como alforjas para la otra.

«Rita» tiene algo de curiosidad, mientras que el final que pone la versión a capella de «Tengo ganas de estar muerto«, tema del disco anterior, suena más a gamberrada . La primera empieza lenta y evoluciona hasta una explosión final en la que se resuelve, para mal, la salida nocturna con movida final de dos hermanas.

Si antes ya hicieron versión de una canción de Misfits, en esta ocasión eligieron el «California uber alles» de Dead Kennedys que aprovechan, a la hora de traducirla, para dotarla de cierta dosis de carga crítica, política que no muestran en muchas otras ocasiones, a excepción quizás del repaso al cuerpo policial de «No te comes nada» del disco anterior.

Lupers avanzan en esta segunda entrega y dejan expectantes para el siguiente.