Suma y sigue, Natos y Waor continúan su trayectoria ascendente con la insultante tranquilidad que da el hacer cosas como ellos quieren, sin necesidad de someterse a dictados de industrias y sellos. La sólida masa social de seguidores que han crecido con ellos desde el principio asegura el apoyo que requiere la empresa.
Esta nueva entrega la han preparado contando de nuevo con Pablo Gareta, grabando en Fix Music Studio y La Santa Records, y que se ha encargado de la producción de todos los temas salvo «Rumba» la canción con el que se abre el disco, que es cosa de Nerso.
Bumba, retumba, tumba…. precisamente tiene «Rumba» un ritmo de fondo haciendo guiños a dicho género. Una línea que quizá se recupera algo en «Vale todo».
Han contando con la colaboración de un habitual, Recycled JAñade este contenido, y de Kutxi Romero, que ayudan en «Hasta que salga el sol» y «Plato rotos» uno, y «Quiero volar» el otro. Si el primero deja impronta inconfundible en los temas en los que participa, el último interviene en el que quizá sea el acercamiento más claro del disco hacia territorios más próximos al pop rock, algo que, por otro lado, ya han ensayado en ocasiones anteriores.
En ocasiones la producción musical remite a hip hop negro amenazante, como el de «Cura de humildad» o a funk de club de los 90, como la misma «Los 90», que no, no trata de ningún gueto americano, sino que habla de los barrios madrileña de fuera de la M30, para recordar los orígenes.
Suenan bastantes guitarras, que quedan acreditadas a Jack Sheehan, pero no por ello hay nada parecido al «Más alcohol», de su disco anterior. De hecho, por lo general Luna Llena suena suave, con abundantes momentos lentos, su escucha asegura un viaje sin demasiados sobresaltos. Se echa en falta picos de emoción como los de «Sudores fríos» del trabajo anterior «Hijos de la Ruina Vol. 3» (Autoeditado, 2021) o los que habitualmente engrandecían discos como «Cicatrices» (Autoeditado, 2018) o «Martes 13» (Autoeditado, 2015).
Por lo demás, poco que objetar. El disco, con diseño arrebetador alrededor no ya de la luna llena, sino de la luna de sangre, debería constituir territorio perfectamente válido para el fan acérrimo del dúo y de su universo personal.