Editado a principios de 1968, recoge en realidad material del año anterior en su mayoría ya editado en pequeño formato de 45 rpm. Casi todos sus temas más conocidos, en los que se pone en evidencia la endeblez instrumental de un grupo que, en el mejor de los casos, no pasa de correcto. El grupo lo sostiene Cristina con su personal chorro de voz. Entre las novedades, reducidas a cuatro temas, la más conocido es una versión de la canción de la sudafricana Mirian Makeba, “Pata, pata”, una danza tribal prácticamente sin melodía y con un cargamento rítmico sugerente. También un bolero del cantautor mejicano Armando Manzanero. Completan el cuarteto de inéditas dos canciones italianas.
Un disco que, siguiendo los dictados de la época, recoge los temas más solicitados de Los Stop y suponía un reconocimiento y una especie de premio a un grupo que había vendido muchos sencillos con anterioridad. De esta manera, no cabe hablar de un tema o estilo definidos, sino más bien de un puñado de canciones sumadas en el tiempo.
Ilustramos este breve comentario con dos de los citados temas: “Mis ojos” y “Pata, pata”, estrenados en este long play y que poco tiempo después conocerían el formato single. Dos buenos temas con interpretaciones muy aceptables que no iban a pasar desapercibidos. Cristina ya se ha convertido en una voz hecha y derecha, mientras que el acompañamiento orquestal sustituye o apoya bien a los cuatro instrumentistas de Los Stop. Otros grupos afines de la época también grabarían estos mismos temas. Así, cabe citar a Los 4 de la Torre en “Mis ojos” y a The Finder’s para “Pata, pata”.