Se abre esta segunda entrega post-Eduardo abrazando, de forma sorpresiva, el pop alegre y desenfadado (quien lo diría a tenor de la enlutada portada), con un regustillo gótico inocente siempre flotando en el ambiente. «Luna nueva» no está nada mal, pero es una canción algo carente de alma, y que nos recuerda demasiado a las composiciones de los Pegamoides, eso sí, a años luz de distancia.
Y para seguir con la falta de personalidad, «Más» es «Vamos a jugar» de Parálisis Permanente pero con menos talento, dando por si esto fuera poco un giro bastante imprevisible por desafortunado, para ser una composición un tanto arrítmica.
El talento que se le presuponía a Ana Curra no queda desde luego ni mucho menos reflejado en ese maxi. Lo cierto es que tras el varapalo sufrido, bastante encomiable fue ya el esfuerzo por seguir adelante.