Con sus carreras ya más que consagradas, especialmente la de Manolo García al frente de El Último de la Fila, uno de los grupos más importantes del pop español, Los Rápidos deciden sacarse la espinita clavada y sacar las canciones de esa maqueta llamada a ser su segundo LP.
Así, con un sonido rudimentario pero más que aceptable, estas canciones ven la luz, dejando muchos detalles interesantes, como el aporte nuevaolero de los teclados, y, sobre todo, una versión primitiva de "Moscas aulladoras, perros silenciosos", una de las canciones más emblemáticas de Los Burros.
En general, y aunque sea un poco atrevida la aseveración, contiene peores canciones que su disco de debut, aunque igualmente provistas de una energía y vitalidad encomiables.