Objetivo Birmania habían tenido dos veranos dulces, en 1989 y 1990, con profusión de galas y estirando todo lo posible el éxito popular que había supuesto “Los Amigos de mis Amigas son mis Amigos” (Epic, 1989). Pero había que sacar nuevo disco y con el mismo equipo y los mismos músicos dirigidos por Carlos de France se aprestan a hacerlo. Y algo falla. Es un disco obligado por contrato y rutina y no salido del ímpetu y las ganas de un grupo que se niega a desaparecer, como había sido el citado LP. Ritmos manidos, voces que aquí suenan más limitadas que nunca, letras femeninas más que feministas, que generalmente muestran la cara más banal de un comportamiento femenino más tópico que real. Con esos mimbres, la cesta que se fabricó era un fracaso cantado. Y así fue, ni en single ni en long play obtuvieron una acogida siquiera mediana. La crítica zumbó de lo lindo y el público no desaflojó esta vez su bolsa para adquirirlo.
El tema que se eligió para abanderar el disco fue “Con faldas y a lo loco”, reclamo cinematográfico que no pasa de calidad mediana a pesar del buen hacer del saxo y, en general, de todos los músicos. Calidad mediana en términos absolutos, pero buena si lo comparamos con el resto de este disco.
Justo al finalizar ese año Objetivo Birmania decide poner punto final a una carrera cargada de altibajos y en la cual precisamente la escasa repercusión este LP va a contribuir a terminar antes de lo previsto.