Tras el seudónimo de Alejandro Magno, el futuro Alejandro Sanz editó el álbum «Los Chulos Son Pa’ Cuidarlos» (Hispavox, 1989). Ideado por Miguel Ángel Arenas -Capi- junto al técnico de sonido Tino Azores, cuenta con la dirección artística de Luis Miguélez y el propio Capi, quien también produjo el álbum y que luego confiaría en el potencial de Alejandro con sus propias canciones. De las publicadas aquí, únicamente «Tom Sawyer» pertenece al joven artista.
«Los Chulos Son Pa’ Cuidarlos» nos ofrece una desfasadísima selección de tecno-rumbas de temática pretendidamente humorística (todo muy cafre, adornado con referencias a tetas y culos, porros, juerga, cachondeo, etc.) y, sin dudas, superficial, en las que el intérprete se lanza con exagerados quejíos. El elevado tono aflamencado con el que canta Alejandro y que, en general, ha caracterizado siempre su carrera, se aprovechan aquí del modo más grueso. Letras como «Yo no bailo con Tomasa porque ella baila muy mal; no sabe llevar el ritmo, está muy gorda y es muy pesá» o «Doña Marina, que vive justo al filo de la esquina, es gente fina y tiene unas caderas que alucinan» nos dibujan la desenfadada escena en la que el álbum fue parido, pero a la vez su grotesco resultado en el que realmente hay muy poco aprovechable, como podría ser «El apartamento«. Sí, sí; es divertido y muy festivo, pero hay miles de discos mejores que este en cualquier aspecto.
El valor del disco, de poseerlo, es más bien circunstancial, ya que su valor intrínseco es escaso: el equipo simplemente pretendía experimentar ciertas ideas (más bien locas) y probar cosas en el estudio, para lo que realizaron este disco modesto y así poder ver cómo funcionaban (a la par que se divertían haciéndolo), y por ello tuvo una escasa exposición comercial (del todo intencionado). Solo salieron quinientas copias de esta infumable horterada y posteriormente los derechos le fueron cedidos a Alejandro Sanz, quien no ha permitido su reedición, por lo que «Los Chulos Son Pa’ Cuidarlos» se ha convertido en una ambicionada pieza de coleccionista. En lo estrictamente musical no es apreciado ni por sus autores -en su web oficial, Alejandro Sanz omite toda mención a él en su discografía-, así que ahórrense el dinero.