Los Brujos nos presentan aquí cuatro temas del IV Festival de Benidorm, aunque ninguno fue el que ellos defendieron en aquel certamen. El tema principal es “Lazarillo” con ese ripioso con ínfulas comerciales estribillo: “Lazarillo, pillo, pillo, pillo, picarón”. Una visión para porteras y chachas del clásico de la literatura española. El tema no pasó del noveno puesto en el festival, pero luego se vendió razonablemente bien en esta versión de Los Brujos.
Los otros tres temas también proceden de aquel festival, que en aquellos momentos marcaba los gustos musicales más conservadores de la canción española. Temas de los que se clasificaban como canción ligera, apoyadas en una buena y afinada voz solista apoyados por un buen grupo instrumental en la línea de las orquestinas de los 50 y unas voces armonizadas de manera impecable por Maryni. Podríamos destacar de este trío la racial “A pesar de todo”, una copla de las de siempre a la que se había lavado la cara para que aparentara una modernidad que en aquellos años ya demandaba hasta el público de gustos más conservadores. El grupo demuestra aquí que a base de elegancia y buenos arreglos puede salvarse hasta bodrios de grueso calibre.