La buena acogida a todos los niveles de los últimos EP de la banda va a conseguir que se embarquen en la grabación de un LP, formato raro en los conjuntos españoles del momento. En este LP van a apostar por las creaciones propias, cosa que hasta ese instante no habían hecho. Tras tiras y aflojas con EMI van a conseguir sus objetivos a medias, pues de los doce temas, solo la mitad son de cosecha propia.
En lo estrictamente musical, encontramos una obra perfectamente encuadrable en el estilo rhytm ‘n’ blues que posteriormente denominamos garagero. En cuanto a su calidad es bastante desigual, con alguna canción casi genial, varias del montón y alguna mediocridad importante. Tampoco ayudó a la grabación el hecho de que el guitarra Joan Miró anduviese enfrascado en deberes militares, lo que perjudicó las sesiones notablemente.
El disco se abre nada menos que con una versión del “River deep, mountain high”, uno de los temas más difíciles con los que puede enfrentarse una banda. Intentar en 1966, con los medios nacionales, competir con el muro de sonido de Phil Spector y la voz de Tina Turner en su mejor momento eran ganas de opositar al ridículo. Lone Star salvan la situación como pueden, apoyándose en la voz de Pedro Gené, en una guitarra brillante de Joan y en una sección rítmica que hace lo posible por rellenar los boquetes sonoros y dar empaque al asunto.
Entre las canciones ajenas, hay que citar la cañera “Hey, Niña” de Small Faces en la que Pedro no anda demasiado fino, aunque el grupo logra un sonido de lo más british. “Hanky Panky” de Tommy James & Shondells un rock bailable e intrascendente bien interpretado, en la línea de las lecciones de nuevos bailes, tan en boga por aquellas temporadas.
De los temas propios destaca poderosamente “La leyenda”, la primera canción grande de la banda con una muy buena literatura y una música de raíces arábigas. Se divide en dos partes bien marcadas: la primera lenta con la percusión encomendada a la pandereta y una guitarra cargada de reminiscencias orientales y la segunda, acelerada con una guitarra y un bajo dedicados a un ritmo machacón.
Del resto de la producción propia, reseñar el rock clásico de “Muñeco” o el más avanzado de “Mientes”, entreverado de blues con una activa participación del coro que vocea incansable el título.
Sobre lo demás, más vale pasar de puntillas. Grimosa adaptación de una rareza de Ray Charles, aquí titulada “El pájaro de la montaña” o el flojo ejemplo de rhytm ‘n’ blues a la española que supone “¿Por qué te vas?» asi como la avanzadilla de canción protesta de “La historia de Juan José”.