Loco Encontrao

Loco Encontrao

Todos mis antepasaos / cuando me ven derretío / cuando me ven tó sudao / están. / Parecen muy alegraos / parece que lo hayan sentío / no sin haber saludao / se van”.

Un tío en paz. Es la sensación que deja escuchar "Loco Encontrao" (El Volcán, 2008), tercer disco de Josele Santiago bajo su propio nombre, lejos ya de la estela de Los Enemigos. Continúa el tratamiento electroacústico de las canciones, repite Pablo Novoa como productor y, como reivindicación, la banda de acompañamiento es bautizada como Sus Menudencias: la componen Javier Rojas y Jorge Santos -sección rítmica, bajo y batería-, David Krahe -guitarras- y Luca Frasca -teclados-, además del propio Novoa.

La gran novedad es el cambio de sello; de la (presunta) fastuosidad de Virgin al mucho más modesto El Volcán. Citamos al protagonista: “Hazte cargo de que estuvimos grabando a la vez que se estaba montando la discográfica, no había ni oficina… Así que, en ese sentido, hubo un poco de caos; lógico, por otra parte. Pero encantado de la vida, porque de todos modos, de Virgin me iban a echar. Tiene la ventaja de que, aparte de que trabajan muy bien, nos conocemos de toda la vida. Y es gente a la que le gusta la música realmente, porque a las grandes compañías se la suda, sólo miran los números”. Con este planteamiento, el disco entra como la seda, es quizá el más fluido de sus cuatro trabajos en solitario.

La muerte está muy presente en las temáticas, como durante toda la carrera del autor. "Vuelo de volar", homenaje a las personas queridas que ya no están, está a la altura de las enemigas "An-tonio" o "La carta que no", y "De repente nada" se mete en las entrañas de un suicidio. La pegadiza "Baila el viento", en apariencia vitalista, también coquetea con la parca -“la compuse tras meterme una hostia que me dejó frito”, explica Josele- y "Bernardo" y "Mar de fondo" hacen referencia a otros protagonistas habituales del universo Santiago: los perros.

"Ciempiés" habla de la tribu y sus inercias; "De papel", de uno mismo y sus inercias. Completan el disco canciones de amor agradecido, como la que da título al álbum o "Pescao", divertidas pinceladas sobre oficinistas que se rinden a la poesía –"Fotocopia"- y cómo no, una versión. "Ain’t misbehavin», de Fats Waller, se convierte, “con un poco de gitaneo”, en "Siendo güeno". Pareciese la declaración de intenciones de alguien a gusto, discreto, avisao: “no eres nadie / no tienes ná / gritan la calle, la farola / y el portal. / Pero soy güeno / nunca me porto mal”.

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