Si hasta llegar a “Lo Normal” (Eureka, 2006), la carrera de Flow se venía caracterizando por sus cambios de matices en lo musical, este disco podría ser el resumen de esa actitud. Dentro de estas doce canciones (que en realidad están concebidas como diez, ya que las tres partes de “Se va el avión” están pensadas como tres movimientos de una sola “sinfonía”), encontramos un compendio de estilos engarzados con solidez. De entre ellos el pop sigue asomando en la foto como el niño más alto de la clase.
A pesar de esta variedad, los doce cortes suenan compactos y equilibrados, si bien es cierto que el conjunto, e incluso el concepto general, dejan cierto regusto marciano. Referencias literarias a Lewis Carrol en “Siempre Alicia” (el single oficial y la mejor canción del disco, con elaborados arreglos de cuerda seguidos de guitarreo sesentero), y a la parábola bíblica de San Expédito y el cuervo (ahí es nada) en la instrumental “Cras, cras, cras”. Pianos, metales y cuerdas que desembocan unas veces en jam improvisadas, otras en estridentes pleitesías a la psicodelia y, las más de ellas, en refinados temas pop, singles clásicos que poco tienen que ver con la efervescencia de “Sensazione” (Acuarela, 2000).
Las voces femeninas, que en ocasiones suenan completamente infantiles o distorsionadas como si fueran espíritus que vienen a hablar del pasado, refuerzan el concepto de “teatro de la melancolía” que parece que Fernando Vacas ha querido dejar sugerido en este disco, anticipando en parte lo que desarrollará de pleno con su proyecto paralelo: Prin’ La La.
No obstante, “Lo Normal” no es un disco triste. Los Flow gamberros siguen gritándonos en falsete en “¿Sí o no?”, y la instrumental “Por L’Hopital” tiene el tono alegre de las tonadillas afrancesadas de los 60.
“Lo Normal” destaca, en general, por su deconstrucción musical y por una sofisticación lírica con respecto a “Sensazione” (que a su vez supuso un salto cualitativo en su momento) y aunque, paradójicamente, el concepto vira hacia lo naif (apenas vuelven a nombrar explícitamente las drogas, que eran una constante en sus letras), detrás del aspecto global de cuento que tienen las canciones se esconde una melancolía acrecentada y una mayor madurez.
Se puede concluir que con respecto a su anterior disco Flow han saltado del pop melódico y luminoso al psicodélico y retorcido.