Con este trabajo empezó todo: «Lenguaje Abierto» certificaba, una vez regresado Silver a las Islas tras su periplo existencial por Barcelona, que Familia Real era el pasado, y que había ganas de hacer algo grande de nuevo. Eran sólo los comienzos, todavía estaba Tin al bajo, y el resultado de lo que quedó registrado como su primera grabación desmerece un punto por lo oscuro del sonido. Pero con todo, se trata de una cinta indispensable.
Lo finalmente plasmado no fue la mejor toma de aquellas sesiones en los estudios Aries. Según cuentan para el libro «Ataúd Vacante. El Mejor Directo del Rock Canario» (Ediciones Idea, 2007) de Juan Manuel Pardellas, el responsable de los mismos, Fernández, se volcó con el grupo, asumiendo la tarea a modo de aprendizaje, ya que si en algo estaba especializado en el estudio no era en punk-rock precisamente sino en las orquestas canarias de músicas con tintes caribeños y salseros. Implicado en el proyecto, el técnico y productor colaboró aportando numerosos detalles y efectos sonoros y entregó al grupo, tras unos veinte días de experimentos varios, unas canciones que dejaron a todos con la boca abierta. A todos no, porque Fafe dijo preferir el orden de guitarras que tenían originalmente en mente. Como resultado de los consiguientes tiras y aflojas al final no se edita el producto de aquellas mezclas sino la primera grabación.
Que todo podría haber sonado algo mejor lo evidencia la versión del «No hay revolución» que facturaron posteriormente en el «Nichiquitaunamosca» (Discos Medicinales, 1987), el disco que sacaron un año después, y que tan sólo recuperaba este tema del «Lenguaje Abierto». Pero en realidad no importa demasiado, porque lo cierto es que está plagado de grandes momentos.
Dejado de lado el punk de Familia Real (de donde venían Silver y Pistols) y el heavy duro de EpitafioAñade este contenido (de donde venían Fafe y Tin), Ataúd Vacante empieza a consolidarse tejiendo atmósferas y ambientes similares a los de discos de Immaculate Fools, Psychedelic Furs, The Mission o Chameleons. Guitarras envolventes, texturas densas y etéreas, con todos los componentes colaborando en coros y voces, un sello propio del grupo desde el comienzo.
Canciones como «Lenguaje abierto«, «No hay revolución» o «Bomba hess» deberían de tener un hueco asegurado en una hipotética recopilación de lo mejor de los 80 en las Canarias. Algo parecido se podría sugerir para la manera personal de cantar de Silver, o para las guitarras de Fafe, que aquí, en este disco resultan fundamentales para sustentar todo ese aire oscuro en sintonía con lo mejor del pop-rock oscuro de la época.
Si «Mujeres de provecho» podría hasta tener hechuras de himno, «Bebe» tiene algo de explosión, como si para terminar el disco, la banda hubiera decidido liberarse de cualquier atadura. Asimismo, y como prueba de la labor de producción, «No nos queda tiempo» contiene programaciones y secuenciaciones y un punto que la hace entrañable. Más alegre resulta «Mujeres de provecho«. Y todo acompañado por letras con poco desperdicio: la guerra, la imposibilidad de una libertad de expresión…
Salieron a la calle unas quinientas copias de la cinta, que es reeditada en 2016 por Los Ochenta Pasan Factura, respetando el formato original hasta el punto de pasar de puntillas y no dejar seña alguna de su participación en un proyecto entendido, más que como oportunidad de apuntarse tanto alguno, como el esfuerzo obligado y necesario para recuperar una pequeña joya del patrimonio musical insular. Otra más y ya van muchas.