Tras “Bajo el Signo de Caín” (WEA, 1993), Miguel Bosé vuelve a contar con Ross Cullum para “Laberinto” (WEA, 1995); un álbum, si cabe, más barroco que el anterior. Un elemento gana peso aquí, y es la incorporación de toques y cantos provenientes del flamenco en los arreglos de numerosas canciones. También es significativa la participación en coros de Greta y Los Garbo y José María Guzmán.
Todo el álbum se carga de un aura mística -la portada dice mucho- de la que solo escapa “La autorradio canta”, simpática canción que sirve de anzuelo y, aunque queda lejana del conjunto, funciona también como efectiva vía de escape. Sin embargo, y a diferencia de “Bajo el Signo de Caín”, aquí la profusión de detalles no deriva en barullo; todo es más coherente y conciso. Algo así como haber aprendido de los errores del anterior. Y todo eso siendo este mucho más arriesgado en su confección. Ahí tenemos su gran inicio, en el que las tres primeras canciones conjugan su complejidad con elegancia y franqueza. A fin de cuentas, Cullum también produjo a Enya…
En 1996 se editó una edición especial limitada con tres canciones nuevas, “Este mundo va”, “Amor entero” y “Nunca sabré”, más digeribles y que hicieron que este relanzamiento tuviera más éxito que el original.