Que El Aviador Dro no es un grupo para hacer discos convencionales y ya está estaba ya claro a estas alturas de la historia. Que lo suyo iba más por la búsqueda de proyectos interesantes que unieran diferentes vertientes de todo aquello que les motiva y preocupa era también ya sabido. Ejemplo palpable es la edición de un CD acompañando a un libreto de más de 170 páginas en el que científicos e investigadores escriben sobre los retos tecnológicos del futuro. Proyecto que se empezó a gestar en enero de 2010 cuando Vandi, el hijo de Servando y Marta, habla con CTA 102, el brazo científico del proyecto del Aviador, sobre la posibilidad de hacer un libro de divulgación y un disco con canciones sobre los temas más candentes de la ciencia para el futuro.
Se inician así las reuniones y conversaciones con aquellos especialistas sobre temas como el entrelazamiento cuántico, la posibilidad de acondicionar el planeta y su clima a placer, el bosón Higgs, los universos paralelos, la materia oscura … Es decir, no es más que oficializar y formalizar la cantera en la que ha escarbado de siempre el Aviador en busca de inspiración para sus letras e historias. Se buscan ahora investigadores y divulgadores como Manuel Toharia, Pedro Serena (experto en nanotecnología), Jorge Alcalde (directo de la revista Quo), Carlos Peña (geólogo), Pablo Herreros (primatólogo), Giulio Prisco (físico teórico y computacional), Ana Ramírez de Arellano (física de materiales), Álvaro de Rújula (físico teórico), Aubrey de Grey (biogerontólogo) o Ignacio Cirac (físico teórico) para que participen con artículos que inspiren las letras de las canciones o sobre los mismos textos que ya les pasan preparados Biovac N, Arco Iris y CTA 102.
Las grabaciones las realizaron en su estudio casero, en el Hangar, con la única salvedad de «Homo sapiens 3.0«, que se registró en los estudios Red Bull que había en El Matadero.
En comparación con los discos más recientes de la banda, la verdad es que La Voz de la Ciencia resulta, en su vertiente musical, una más que agradable sorpresa. Electrónica agradable, elegante, sugerente y luminosa. Así es como empieza de refrescante, por ejemplo, «Entrelazados«, el tema dedicado a la cuántica de la información. Letra girando en torno, claro, a la independencia respecto a la distancia que separa a los protagonistas. Teletransporte a ritmo de bits cuánticos y beats sonoros. Brillante.
Y beats de clubs son los que golpean los oidos del que escucha el comienzo de «El bosón de Higgs«. En un tema largo que llega más allá de los 4 minutos, no es hasta el minuto y medio que dan comienzo las voces. Lo hace recordando a algunos momentos de sus dos primeros LPs. Han logrado conectar en un viaje en el tiempo con toda aquella energía desplegada en sus comienzos firmemente establecidos, eso sí, en la electrónica actual. Algo que, pese a haberlo intentado en numerosas ocasiones, no siempre habían logrado con éxito.
Para «Terraformador» también parecen apoyarse en estructuras sonoras de antaño. De entrada, sí que recuperan parte de una letra escrita en los 80 sobre una mutante de DRO, y la actualizan para esta historia acerca de acondicionar a Marte para la vida humana. El estribillo es sencillamente arrebatador: «Transformaremos el infierno en cielo / en un planeta diferente y nuevo / construiremos un ecosistema / vivir aquí ya no será un problema«.
El mismo CTA 102 se encarga de poner voz al recitado de «Homo Sapiens 3.0«, en lo que una melodía marciana y electrónica. «Por supuesto Ciencia frente a la ignorancia«, la nueva versión del hombre cyborg se basa en el conocimiento científico. Alargamiento infinito de la vida, sexo en gravedad cero, cuerpos mejorados post-humanos … Pura ciencia ficción hecha música, música electrónica por supuesto.
Recurren a un ambient-house arrebatador para otra de las apasionantes historias de futuro científico-tecnológico: «Multiversos«. Logran los momentos más intensos, aunque quizás el punto de mayor épica de todo el disco se alcanza con «Simbiote», un tema en el que la voz de Biovac N se ajusta a las mil maravillas a las cuestiones filosóficas planteadas sobre nuestro origen genético.
También suena a los tiempos de Los Iniciados los primeros teclados de «Tiempo para amar«. Voces combinadas para reforzar la historia de amor compuesta a partir de la extensión radical de la vida. Velocidades de escape para frenar el envejecimiento con el paso del tiempo. «El tiempo no tiene final en los mares de Titán / Mil años de amor«.
Arco Iris se encarga de la voz solista todo el tema en «Aqua«, algo que no había ocurrido desde que hizo lo propio con «Placton«. En este caso también es algo marino, porque la letra gira en torno a comunicación psiconáutica estudiada por neuropsiquiatras.
La posibilidad de condicionar el clima, alterar el curso natural para adecuar el planeta a nuestro placer se trata en «Ingenieros del clima«, un burbujeante ejercicio en el que la música parece brotar de un magma sonora a borbotones. El estribillo alcanza un delicioso punto sensitivo en el que Servando adapta su fraseo estirándolo a placer. Logradísima.
Si bien «El momento de la singularidad» puede pasar por el momento más flojo y ciertamente «El lado oscuro de la materia» requería de esa atmósfera oscura, lenta y machacona, la vena de revulsiva revolución a todos los niveles de «Disrupción tecnológica en la educación» vuelve a elevar el tono a base de confetti de electrónica festiva.
Aunque para fiesta la del tema que da título al disco y lo cierra. Arranca como una auténtica samba robótica y va evolucionando desde estructura a lo Divine o Almodovar y McnamaraAñade este contenido hasta una suerte de teatralidad entre Biovac N y Arco Iris. «Somos tormentas cuánticas / Materia consciente»
Una manera brillante de cerrar un disco sobresaliente.