Para su tercera entrega, Potrotaino acudieron a Oihuka, veterano sello para entonces en cuestiones de punk. Grabaron entre julio y agosto de 2002 en los estudios Sound Source de Idiazabal, Guipúzcoa, con Harkaitz Carrasco como técnico de grabación. Portada con el revólver que ríe desafiante, que ya tuviera un pequeño hueco en el desplegable de «Potrotaino» (DDT, 1994).
El doble bombo en la batería y el peso que para entonces tiene ya Estibi -guitarrista de profunda formación heavy- en la formación desequilibran finalmente la balanza, haciendo de este «La Verdad Comienza Akí» (Oihuka, 2002). el disco más abiertamente volcado hacia el metal.
Desde temas más remolones, de regodeo en el rock urbano como de Barricada -veáse «La cuesta de San Juan«- o los más vertiginosos, como el tema de arranque «Sentimiento«, hablan de que la banda está ya en el punto más alejado del estricto punk. Ahora eso sí, llega a territorios ya explorados por otras bandas como La Polla Records en su última etapa.
A pesar de todo, a pesar de dar pruebas fehacientes del punk-metal que reconocían practicar en la época (como queda claro en las versiones de temas de su repertorio más antiguo como «Asko» o «Despojo de la guerra«), el álbum contiene cortes como «Chavales«, que los sitúa en el ámbito del punk rock del que partieron.
Con el mismo espíritu peleón y contestatario de siempre, diríase que los de Ordizia abren el espectro de su crítica, internacionalizandola como nunca habían hecho antes. Así «Los perros de la CIA«, «Antiglobalización» o la misma «Otra guerra» apuntan hacia escenarios globales, más allá de las fronteras del barrio y el mismo Estado.
De igual forma, en su personal forma de entender el entrecruzamiento de punk y política se muestran explícitos a la hora de cantar al día en el que Euskadi sea libre en su «Critican«.
El disco, quizá el de mejor sonido de todos los facturados hasta ahora, se cierra con la versión del «Demenciales chicos acelerados» de Eskorbuto.