Sexto disco de Rosendo para el que vuelve a contar con Eugenio Muñoz en la consola, en uno de los discos un poco flojo para lo que nos ha dado el madrileño tanto antes como después.
Temas como “No me apetece” que precisamente abre el disco son de esos que pueden llegar a inquietar porque parece que nos han cambiado a Rosendo, además le sigue “Los de siempre” que no hace sino confirmar sospechas. Notamos al madrileño como falto de ritmo, la producción sigue siendo excelente, pero a las siempre irónicas letras no le acompañan unas melodías adecuadas, ¿demasiado experimentales? ¿una búsqueda de estilo? El caso es que no terminan de cuajar.
Siguiendo con la tónica tenemos por ejemplo “Menú de la cuneta”, que corta como un cuchillo de filo romo, es decir poco y haciendo esfuerzos, o la acústica “Ah!” en la que Aurora Beltrán de Tahúres Zurdos ayuda a salvar bien los muebles, porque la verdad sea dicha la canción les ha quedado bonita. Sigue una rara y descafeinada “Ahora pro nobis” y “Yo también!” parece querer mezclar demasiadas cosas, como si las ideas no estuvieran claras y eso no es nunca nada bueno.
Pero tranquilos, que no todo es ni mucho menos malo, “¿Control? ¡Memeces!” parece que da un respiro a los ávidos de ritmos cardíacos. “M’enamorao” va con un medio tiempo bien medido, y el cierre de “Andar por casa” es muy digno, aunque sin duda el mejor corte del disco es “Majete” y sus ejercicios de guitarra rítmica; y es que Rosendo está muy infravalorado como guitarrista.