Octavo y prescindible disco con el que la destajista Adriángela cierra 1965. Prescindible por tratarse de cuatro temas ya editados en single y que, además, no están entre lo mejor de lo que la cantante había grabado en el año de su lanzamiento. Hasta la foto es prescindible con ese posado de ficha carcelaria que le encaloman en la portada a la buena de Adriángela.