Ya han pasado seis años desde que Extremoduro sacara nuevo material a la calle, desde su "Yo, Minoría Absoluta" (DRO, 2002) el grupo se había limitado a revisar viejo material (con más intención o menos que el de hacer sonar la caja registradora), y los fans estaban ya algo impacientes. La gente respondió bien, muy bien, copando el disco a los puestos más altos de las listas y llegando a disco de oro en tres semanas, enorme logro para los tiempos que corren en cuanto a ventas de discos se refiere.
Robe y los suyos, con la libertad que otorga el éxito, plantearon un disco conceptual, casi del corte de las antiguas óperas rock de antaño, dividiendo cuarenta y cinco minutos en seis canciones, o mejor dicho en seis pistas, porque la concepción es de una sola canción, como ya pasara con "Pedrá" (DRO, 1995), sin embargo que nadie espere encontrarse una continuación del proyecto de Robe y sus amigos que tardaron dos años en poder publicar; se trata en esta ocasión de una obra mucho más compleja y emocionante, y por orden lógico de las cosas, mucho más madura. No sólo es una obra madura, tal vez nos encontremos ante el disco más ambicioso de la banda, que se sirvió de una orquesta de cámara dirigida por el libanés Ara Malikian.
De entrada vemos en la portada que algo falla, de las ilustraciones salvajes y urbanas hemos pasado a un Hombre de Vitrubio que parece estar tallado en mármol, con una cita de Cicerón a modo de epígrafe: "Est enim ivdices haec non scripta sed nata lex qvam non didicimvs accepimvs legimvs vervm ex natvra ipsa arripivimus havsimvs expressimvs ad qvam non docti sed facti non institvti sed imbvti”. En el interior del disco aparece la traducción libre de la cita: “Existe, de hecho, jueces, una ley no escrita, sino innata, la cual no hemos aprendido, heredado, leído, sino que de la misma naturaleza la hemos agarrado, exprimido, apurado, ley para la que no hemos sido educados, sino hechos; y en la que no hemos sido instruidos, sino empapados”
Así abriendo el disco nos encontramos con una "Dulce Introducción al Caos" con un Robe íntimo y dubitativo, acompañado de delicadas y cristalinas guitarras, para pasar a un ritmo más fuerte, con un Robe lleno de inspiración cual rapsoda: "¿Cómo quieres que escriba una canción / si a tu lado he perdido la ambición? / La canción de que el tiempo no pasara, / donde nunca pasa nada. / Se rompió la cadena que ataba el reloj a las horas. / Se paró el aguacero, ahora somos, flotando, dos gotas. / Agarrado un momento a la cola del viento me siento mejor. / Me olvidé de poner en el suelo los pies y me siento mejor. / Volar, volar."
"Primer Movimiento: El Sueño" es un corte más terrenal, menos onírico; en el que destacan sus efectistas guitarras muy bien trabajadas llevando la sonrisa cómplice al oyente, hasta que a mitad del corte nos regalan unos apuntes al más puro estilo Pink Floyd, con guitarras explorando el vacío, sorprendiendo a todos. ¡¡Quién lo diría!! ¡¡Extremo en la cara oculta de la Luna!! Vemos en este corte un Robe más prudente, con menos intención de sorprender en sus letras.
El corte más largo del disco sigue a continuación, teniendo por nombre "Segundo Movimiento: Lo de Fuera", donde Robe se muestra más furioso, rematando el corte con unos achaques de trompetas. "Y ahora estoy en guerra contra mi alrededor. / No me hace falta ningún motivo; / y es que soy maestro de la contradicción / y experto de romper lo prohibido. / Y por eso los chiquillos ya se acercan a mí, / que intento ser feliz. / Y desde entonces de esta cárcel no me dejan salir, / ni tengo adónde huir. / Voy a hacer un butrón, / que saque la cabeza fuera."
En "Tercer Movimiento: Lo de Dentro" el grupo se muestra más reconocible, más duro, tal vez nos encontremos ante la parte del disco más Extremoduro, Robe sigue escupiendo furiosamente la bilis acumulada, quejándose amargamente, reprochando sin concesiones. Impresionante de nuevo el trabajo con las guitarras de Iñaki -Uoho- Antón con sus afiladas notas, por cierto que es el único corte del disco donde no se aprecian arreglos orquestales. Robe increpa furioso: "Miente. Si dice no, me miente; / si dice sí, me miente; / y si calla, también miente. / Dice que yo ya no te espero. / Un cabrón embustero, / es mi corazón, que miente."
El corte más breve del disco es "Cuarto Movimiento: La Realidad" en la que Robe se calma para intentar alejar a los fantasmas, acompañando sus versos de enmarañados esquemas de guitarras noctámbulas y arreglos orquestales, Robe canta taciturno, mostrándose frágil e incomprendido; mientras las guitarras y las cuerdas forman una espiral cálida y reconfortante. "Hice un barquito de papel para irte a ver / Se hundió por culpa del rocío / No me preguntes cómo vamos a cruzar / el río (…) buscando mi destino, / viviendo en diferido, / sin ser, ni oír, ni dar. / Y a cobro revertido / quisiera hablar contigo, / y, así, sintonizar."
Cierra el disco "Coda Flamenca (Otra Realidad)" en la que se atreven de forma más clara con el flamenco, con el que ya habían jugueteado en otras ocasiones con desigual resultado; Robe sale airoso del envite sin hacer grandes alardes (conoce sus limitaciones), mientras el oyente tiene la sensación de haber retrocedido en el tiempo y estar escuchando a Triana o los Módulos (probablemente influencias directas de Robe) volviéndose flamencos y progresivos, cuando en momentos anteriores del disco habían sido urbanos y sinfónicos. Robe, que no olvida las buenas costumbres, echa mano de otro clásico de nuestras letras, Benito Pérez Galdós, para el inicio de este corte: "Por verme amado de ella por todo el día, mañana, en perder la vida, consentiría."
Cierto es que el disco no es de digestión fácil, contiene muchas cosas y necesita tiempo para ser bien analizado, pero prestando atención vemos que estamos ante una obra compleja y diáfana al tiempo, sencilla y mayestática por momentos; Robe y los suyos cartografían el sonido, tienen tiempo de ser románticos, comedidos, salvajes… pasan de la rabia a la reflexión, de lo profundo a lo cotidiano. Parece que Extremoduro ha tocado ya todos los palos, pero con Robe nunca se sabe, así que ya veremos qué nos depara El Rey de Extremadura, de momento, paciencia.