La canción ganadora de Eurovisión 1968 en la versión de sus propios autores. Un autentico incunable. Manolo y Ramón dan una visión menos histriónica y más comedida en los arreglos y coros que la que tantas veces hemos oído en la voz de Massiel, cargada de desgarraduras vocales e instrumentales, que aquí desaparecen casi por completo.
En la cara B, una melodía juguetona en la que las luces empiezan cantando prácticamente a capella para introducirse a continuación en un juego orquestal en el estribillo. Buen tema para salvar con dignidad el brete de una cara B condenada de antemano a las tinieblas por su famosa hermana del otro lado.