Este LP recoge canciones procedentes de sesiones de grabación muy espaciadas en el tiempo y que van desde 1974 a 1976. Al final es editado por Diresa, que no es propiamente un sello discográfico sino una empresa distribuidora, que fue adquiriendo diferentes sellos catalanes que iban desapareciendo.
Además de “Señor importante” y “Los que somos” ya comentadas en el single correspondiente, hay que comentar la canción que da título a todo el disco, “La eterna soledad”, una medio tiempo en que de nuevo Marisa Medina vuelve a mostrar su registro más áspero en unos arreglos orquestales remarcables que contrastan en su suavidad con la voz de la cantante. Canciones íntimas y reivindicativas, en cierto modo de particular protesta, como es el caso de “Ni falta que nos hace” o “Cristales rotos” . La aportación principal de Marisa Medina a este LP hay que buscarla en las letras que ella escribió y que dejan ya entrever la reivindicación de un feminismo, centrado más en las relaciones individuales que en las sociales.
Un LP que apenas tuvo trascendencia y fue muy escasamente publicitado en un momento en que la musa del blanco y negro televisivo había dejado paso al color, a la transición política y al destape, donde también se prodigó Marisa Medina con desnudo en la portada en el Interviu incluido.