“No me haré viejo sin ver la otra orilla.”
Todo brilla en este disco. La instrumentación mejora considerablemente con los músicos invitados, repite Antonio Muñoz, el ReverendoAñade este contenido, y se incluyen trompas, armónicas, violines, violas y la guitarra de Manolo Benítez. La inspiración continúa guiando a Josele Santiago tras el genial “La Vida Mata” (GASA, 1990) y Los Enemigos nos entregan una colección de canciones impresionante. Si la oscuridad guiaba su anterior entrega, en esta ocasión es un sentimiento agridulce el que empapa las composiciones, un pesimismo luminoso irradiado por el orgullo y el humor que siempre les ha caracterizado.
El sentimiento de pérdida inunda la genial “La cuenta atrás”, con unos versos centrales en los que Josele transmite emociones redentoras: «El mundo gira y al caer, se muerde la cola. ¿Por qué has tenido que crecer? Maldita la hora«. Con una sección de violines, trompas y violas que trae la dulzura y la calma necesaria para continuar y encadenar con “La otra orilla”, una genial pausa en el camino con brillos y guitarras acústicas salvadoras entre suaves punteos eléctricos. Una de sus mejores canciones, “Y allí todo brilla / y allí todo encaja bien / En esta orilla / yo no hago pie”.
“Hienas” y “Occidente” traen consigo la contundencia, siguiendo geometrías roqueras de siempre, alcanzando los momentos más cumbre con “Paracaídas”. “Hay un agujero” viene con suaves vientos sureños y “Brindis” con la lógica aplastante de Josele y los aires de fiesta: “Podría hacer daño / el agua y no el licor / podrían los años no / pasar factura al portador / podría ser, pero no”.
“Quillo (he vuelto a nacer)” trata la dependencia, la entrada y la salida, el tocar fondo. Josele comenta que en ella “se ve lo gráfico que puede resultar aplicar la comparación entre una toxicomanía y el resto de la vida. Es lo de siempre: salir de cualquier problema y volver a empezar”. Cierra “Hasta el lunes”, medio tiempo que trata el tema del trabajo a destajo bajo un sol fluorescente y un mar de horas extra para conseguir que las cuentas cuadren, “Chico, a tu querido papá le tocó reventar […] / algún camino escondido habrá distinto al de papá”.
Las ventas por fin hacen justicia y se alcanzan las 20.000 copias. Pero no todo son alegrías, pues se produce la muerte de su mánager y amigo Lalo Cortés, los problemas de Josele con la heroína se acrecentan y su contrato discográfico con GASA termina con “Sursum Corda” (GASA, 1994), una colección de descartes de sus discos anteriores y maquetas.