Cuando un grupo define el género que practica como «rock absurdo, pop marsupial y tarantela saudí», uno ya sabe a lo que atenerse. Cuando la siguiente pista que nos dan es que sus intereses principales son “recuperar el dodó, la expansion de nuestro glorioso pueblo kazajo, traducir a todos los idiomas la obra de Matías Prats”… ya no hace falta más. Es Un Árbol practican un rock absurdo basado en la experimentación, el surrealismo y la improvisación en directo.
Tras la delirante introducción “En el anterior disco de Es Un Árbol” llega “Un cardenal”, corte cargado de cambios de ritmos, riffs pesados, coros agresivos y conversaciones a varias bandas. Nos dejan claro que no quieren subvención alguna y lo hacen con voces angelicales y un estribillo machacón que tiene como principal objetivo taladrar mentes. Evidentemente la calidad musical no es la de Cró!; tampoco lo pretenden: lo suyo es tomarse los crudos tiempos actuales con humor y surrealismo, divertirse y agitar conciencias.
Hay en el disco experimentos que funcionan debido a su efectividad, como “Fogar de Breogán”, corte que explota en tintes progresivos a lo Xil Ríos o King Crimson.
Los tintes world music aparecen en “Oh Gadafi!”, cadencia argentina para contarnos una historia delirante… como de costumbre. También se atreven a acercarse a ritmos más actuales, en “Chunda” tratan el manido “con bambas no se puede pasar” con ritmos bailables.