Tras casi dos años sin asomarse por los estudios de grabación y con bastantes caras nuevas, Juan Carlos Calderón produce este último disco de la trayectoria de La Compañía. Una especie de mirada atrás del grupo que sin volver a la zarzuela pura y dura da a sus canciones ese mismo aspecto retro.
El disco no era nada del otro jueves y con escasa promoción va a pasar del todo inadvertido. Un intento de revitalizar un grupo mortecino que va a lograr todo lo contrario; es decir, acelerar su disolución que se produciría ese mismo año.