Compartido entre KárpatosAñade este contenido y La Fe, aprovechando la conexión existente varios de sus componentes por haber coincidido en diferentes ocasiones sobre el escenario con alguno de los otros proyectos en los que militan unos y otros.
Los vascos grabaron su contribución con Urtzi Iza en Rekalde (Bilbao), siendo las mezclas y masterización cosa de Hans Krüger en Montreal Studios situados en Subiza (Navarra). El trío madrileño grabaron y mezclaron con Adolfo Párraga (Juanita y los Feos) y Héctor Ngomo en La Huerta Grabaciones (Madrid). El master lo elaboró Ramón Moreira -Krater- (Ginferno) en DGR Sónica (Madrid). Si a los primeros le asignan la araña como logo en la parte posterior de la carpeta, a La Fe le toca una cruz. Pero, a tenor, de lo que utilizan tanto en la hoja de dentro como en alguno de sus sencillos previos, parecen más cómodos con caretas.
Si algo comparten las dos bandas es cierto tono de oscuridad, pero las propuestas de unos y otro son ciertamente diferentes. Kárpatos, por ejemplo, se desenvuelve en un punk hardcore o post-hardcore denso, en el que la música enmascara superponiéndose a la voz, que parece además tratada de alguna manera para que quede amortiguada.
El equivalente a su sonido en la hoja interior en la que vienen las letras es la grafía temblorosa en trazos que se enlazan entre sí haciendo casi imposible el poder entender nada. Algo así como el viajero que en mitad de su trayectoria por el desierto se estira inútilmente a por esa cantimplora que se le ofrece y que cuando está a punto de alcanzar con las yemas de los dedos se derrama por completo en la arena.
«Robo de poder» tiene un ritmo constante y demoledor que apuntalan las guitarras al llegar a los estribillos.
«Yo romper (…) yo corromper», lo poco que se entiende de la letra de «Dadada» invita incluso a pensar que a modo de segunda línea de minas, lo que en realidad se canta no respeta siquiera sintaxis habituales.
La propuesta de La Fe suena más luminosa tras la escucha del hardcore de Kárpatos. De hecho es probable que lo haga incluso más que en sus entregas previas.
Historias de asesinatos de estrellas de cine («Sangre en la alfombra roja«), con Héctor modulando a la perfección la voz principal ajustándose al colchón de punk rock gelatinoso que van tejiendo entre los tres.
«Buscan la salida, una solución y ahora, de rodillas, se acuerdan de Dios» sostienen en la parte central de «Ignorantes, perdedores y demás ralea«, uno de los momentos más sobresalientes de todo el disco. Tema que se espesa, culebrea, dejando que se distingan con claridad los tres instrumentos.
Otrora belleza local, hoy muñeca rota por el paso del tiempo en otra de las mejores canciones de La Fe, «Lloran por ti«. Recuerda en la historia a la modelo caída en desgracia de Ilegales en «Regreso al sexo químicamente puro» o incluso «Miss Melilla» de Coprolitos.
El aparente caos sonora que logran en «La infección de las ondas» recuerda a algunos de los momentos más desenfrenados de The Damned. Lo terminan con destellos de electricidad y reverberación.
«¡Qué divertido es hacer enemigos con tanto imbecil a tu alrededor!» se jactan en «Se multiplican«, terminando con un «No sé qué hacer conmigo. Estoy aburrido», del último tema de este disco. La Fe hacen gala de la dosis justa de contemplación introspectiva para transmitir hacia afuera el odio y desdén por los que les rodean.
Un coctail de lo más interesante que editan desde el sello asturiano Pifia Records, la tienda madrileña La Negra y el sello de Iñaki, el bajista de La Fe, MeCagoEnDios. ¿Qué puede salir mal?