Para esta entrega, Dinamita Pa Los Pollos se pone en manos del prestigioso productor Colin Fairley, para tratar de remontar el vuelo. Como veremos, no lo conseguiría, ni en lo artístico ni en lo comercial.
Y eso que el principio tiene bastante buena pinta: parecía, por como empieza, que habían recuperado el espíritu festivo y el entusiasmo, eso sí, sin sonido rockabilly, sino siguiendo la senda de The Pogues y acompañados en la juerga por los miembros de grupos amigos, como Limones o Celtas Cortos. Sin embargo, incomprensiblemente, la cosa no sigue por ese camino y, aunque parece clara la apuesta por volver a la diversión y vuelven los coros femeninos a un primer plano, sigue faltando chispa.
Se continúa prácticando un rock guitarrero con canciones como «Pequeño gran Elvis«, «La bomba latina» o «Algo salvaje«, interpretadas con mayor fiereza que en anteriores entregas, pero sin demasiado gancho. Las canciones de influencia country también son bastante prescindibles, medios tiempos como «Fantástico«o «Alrededor de tí» , temas más rápidos como «Celebramos«, «La Gallina de los huevos de oro«, y temas juerguistas no demasiado afortunados como «¿Dónde están mis pantalones?» o directamente horribles como la recuperación de la popular «Los hermanos Jones«.
Capítulo aparte merece la canción más lenta, «Un poco de corazón«, de largo, lo mejor de la entrega junto con la mencionada juerga inicial.
La discográfica tampoco creyó demasiado en el resultado y, sin apenas promoción, el disco pasó sin pena ni gloria, el contrato con la compañía finaliza sin oferta de renovación y, al fin, sería el último de los editados por Dinamita Pa Los Pollos, que no sobreviría a este golpe.