Long play en el que José Guardiola presenta algunas de las canciones que van a ser importantes en la parte final de su carrera discográfica con Vergara. Una mezcla de diferentes procedencias entre la que destaca la versión de “Words” de Bee Gees cantada con un cierto desmayo. No es éste el único éxito internacional de un grupo pop que incluye, ahí está la versión de la “Feria de Scaraborough”, una leve perla de sensibilidad salida de la imaginación y gargantas de Simon & Garfunkel. En ella nuestro crooner nos presenta una cara poco conocida, la de la suavidad vocal sin ningún tipo de alardes, casi como una plegaria. Él mismo hace varias veces en forma de contrapunto hasta lograr una conjunción manierista. Prescinde de la orquesta para encomendarse a las guitarras acústicas como principal argumento. En fin, una delicia de composición y una delicia de interpretación.
Nos fijamos también en la melancólica “Melodía” plena de nostalgia y obtenida del amplio repertorio de Engelbert Humperdinck. También aquí luce su voz en sazón, seguramente en el mejor momento de toda su carrera.
En un ámbito más doméstico llama la atención la serratiana “Se equivocó la paloma” en una lectura comedida, casi tímida, en la que busca la cercanía del oyente antes que el lucimiento vocal. Una de esas canciones que le sientan bien a todo el mundo; a todo el mundo que tenga buena voz.
No pueden faltar las versiones puramente guardiolanas de los éxitos del momento. Aquí aparecen “Zingara” de Iva Zanicchi y sobre todo la lectura castellana de “Those were the days” que catapultó a Mary Hopkin al estrellato momentáneo y que traducida como “Qué tiempo tan feliz” conoció varias versiones femeninas, alguna masculina como ésta y, ¿quién lo iba a decir?, prestó título y sintonía a un programa televisivo treinta y tantos años después. José se marca una lectura muy digna, jugando muy bien con los diferentes tiempos del tema. Sería también cabeza de EP y no vendería tanto como hubiese merecido.
En suma, un buen álbum otoñal de José Guardiola, convertido ya en un sabio de la canción, aunque sin ser capaz ya de concitar la popularidad de antaño.