Que sí, que sí; que estos son los Jet Lag que tú sabes, los del “Amplifier” (Bittersweet, 2000), el “Beautiful Scars” (Bittersweet, 2002) y todo eso… ¿Qué? ¿Qué te suenan raros? Hombre, algo sí que han tirado p’alante, en el sentido de que han evolucionado, han cambiado, se han impuesto nuevas miras, nuevos objetivos… A lo mejor no han mejorado, a lo mejor sí, pero la senda ya es otra. Sí, la palabra que mejor describe este “Jet Lag” (Bittersweet, 2005) es, sin duda, densidad; pero tampoco nos llevemos las manos a la cabeza que este no es un disco de John Zorn.
En él, con todo, encontramos algunos de esos elementos característicos del conjunto, tales como las melodías trabajadas, la profusión de arreglos y detalles, etc. Todo ello envuelto esta vez en un disco pleno en atmósferas sugerentes y emocionales -término engañoso, porque todo esto demuestra ser más cerebral, por meditado y estudiado-. Y, finalmente, no deja de ser un disco con momentos pop. Luego te cuento.
Si me dices que el disco no te gusta o te ha pillado por sorpresa, te creeré. A ellos mismos les costó sacarlo adelante, dedicándole un considerable trabajo de varios meses. La inestimable labor en la producción de Paco Loco redondeó un disco que no a todos los componentes de la banda satisfizo, al punto de que es el último en el que participa Pablo García. Ya en el mismo se percibe una pérdida de intensidad en su labor como vocalista respecto a los dos anteriores. Como contrapeso, el álbum cuenta con diversas y prestigiosas colaboraciones: Steve Wynn a la guitarra en “Sleepless”, Gary Louris (Jayhawks) en “Delay”, Stacey Earle y Mark Stuart en “The sea below”… La orientación americanista, alt-country, es notoria y revela cierta madurez en la composición. Pero como decía, no deja de tener momentos pop. El estribillo de “Skyscrapers can’t collapse” es pegadizo a pesar de su fragilidad.
El resultado final es ciertamente difícil de valorar. Es un disco honesto, atrevido y libre en si mismo de cualquier atadura con lo que Jet Lag habían desarrollado, dispuestos a reinventar su sonido en pos de la creación. La producción es, sencillamente, excelente. Las canciones son hermosas y están cuidadas a un nivel artesanal. Vaya, pues no parece tan difícil de valorar; es un buen disco, ¿no?¿Cuál es el problema?
Por cierto, el disco se acompañaba en su primera edición de un DVD con fotos y vídeos. A mí estas cosas, honestamente, ni fú ni fa, pero reconozco que en el mercado lo convierten en un producto más atractivo.