La música europea se congrega en el festival de la Isla de Wight, primer macrofestival pop rock celebrado en suelo europeo. Un tal Michel Delpech, que no debió ver Wight más que en fotografía perpetra una cancioncilla meliflua para conmemorar el evento, que en un alarde de originalidad titula “Wight is wight”. Ñoñería por un tubo y el flower power reducido a una cantamañanada de mucho cuidado. Pero el tema triunfa en Francia y en España, ocupando semanas y más semanas el top10. Los Catinos se suben al carro y hacen la versión española del asunto. Nada que objetar a su interpretación, pero la canción, a pesar de un cierto aura de falso misticismo, a servidor siempre le ha parecido un bodrio de grueso calibre.
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