Portada muy colorida, composición de Gabriel Vecino, en forma de collage de marcas, cuadros y pinturas.
En un primer intento, el grupo probó en los estudios Pan-Pot de Iñaki Bilbao, pero resultó un fracaso; según palabras de Roberto, debido a la poca experiencia del ingeniero aquellos días. Fue por ello por lo que finalmente se decidieron por los estudios Tsunami de San Sebastián, con Oscar Clavel como técnico de sonido y Ángel Altolagirre como productor. A Altolagirre el grupo le conocía de sus comienzos, pero el contacto definitivo con oferta para trabajar en el que sería su primer larga duración se produjo durante un concierto de Alaska y Dinarama, grupo con el que trabajaba.
El productor quiso marcar una dirección estricta en la edición del disco. Impuso estar solo junto al técnico de sonido cuando se realizasen las mezclas. El resultado, tal y como cuenta Roberto Moso en su libro “Flores en la Basura” (Zirkus, 2003), fue un disco que sin ser malo, no reflejaba el sonido del grupo en directo. Además dejó fuera el tema “Soinu Krudelak”, que se recuperó sin embargo más tarde en el “Altos Hornos de Vizcaya” (Discos Suicidas, 1984).
A pesar de tan dura opinión sobre el disco, el trabajo incluye doce buenos temas en clave punk-rock con guitarras rugosas. Repite el “Gasteizko gaua”, grabado en sencillo antes de la edición del larga duración.
Comienza el disco con el punteo del bajo para “Goazen borrokara” (“Vamos a la lucha”) al que sigue una chirriante guitarra. El tema surgió de los enfrentamientos de los que fue testigo el cantante en el barrio de Egia, en los que una docena de manifestantes pusieron en fuga a una legión de guardias civiles con tanquetas y todo. Además de descripción de este tipo de encontronazos callejeros con las fuerzas de seguridad del estado es una llamada a la lucha. “Hau da amaituko” (“Esto se va a acabar”), tema que puede resultar una mezcla perfecta entre los Leño más descarnados y tintes punk, se compuso como consecuencia de uno de los viajes en tren a Bilbao (“el tren de la desesperación”) para buscar trabajo con algún anuncio de periódico en el bolsillo.
“Edan ase arte” tiene algo de los Buzzcocks o los 999, bandas británicas exponentes de la vertiente punk menos desgarradadora. Roberto hace una reflexión en una noche de alcohol, oscuridad y soledad. «¿Para qué beber hasta hartarse? ¿Qué hago yo aquí?.»
“Beti penetan” es probablemente de los cortes más intensos de todo el disco; tiene un final con acoples y feedbacks en tono Sex Pistols. Le sigue “Bildur naiz” (“Tengo miedo”), otro de los grandes momentos de este “Indarrez” (Discos Suicidas, 1984). Las guitarras lo acercan más a la vertiente de rock callejero que mostraba el grupo. El tema se compuso en la época de ensayos de las primeras formaciones de la banda en un instituto del barrio que así se lo permitía. Habla de jeeps, zetas y tanquetas, ante los que sólo quedan los tebeos de Superman, Flash Gordon y el Capitán Trueno.
De tintes de rock macarra junto con guitarras de lo más ochentero es también el tema que da título al disco: “Indarrez” (“Por la fuerza”).
Sigue la segunda cara de forma impecable, con “Kazaia kopa ta porno gogorra” que es otra gran canción, con aires incluso a los primeros Clash. De corte punk-rock también son “Agur betirako” y “Apurtu”, tema este último con el que se cierra el album. Hay incluso hueco para “Urrezko hondartza”, un medio ska, de gran intensidad.
“Itxoiten”, tal y como lo describe el propio Roberto, es el tema dedicado a la sensación de estar perdiendo el tiempo de forma miserable en un entorno aniquilante y amuermante contra el que no queda más que rebelarse. Resulta primo hermano de temas similares compuestos por bandas como Barricada, o Kortatu. Es una vuelta a la vertiente más cercana al rock callejero.
Reediciones posteriores en CD incluyeron a modo de extras los temas: ”Nahiko”, “Eskerralde” y “Dana niretzat”, las tres canciones de la grabación del sencillo “Nahiko” (Discos Suicidas, 1983), en el que sin embargo sólo aparecieron las dos primeras.