El esperado segundo larga duración de The Secret Society llega en el 2008. Un trabajo grabado de forma analógica en Estudio Brazil (Madrid, España) por Javier Ortiz, mezclado por Javier Ortiz y Pepo M., y masterizado por J.J. Golden en Golden Mastering (Ventura, California). Pepo es acompañado por Andrés Perruca (batería) y Javier Vicente (guitarra, lapsteel y piano).
The Secret Society mantienen las premisas de su álbum debut, continuamos encontrándonos con lo-fi emocionante y sincero, pero en esta ocasión el sonido se vuelve más crudo y los desarrollos se amoldan más a una banda (como ejemplo el empaque de “Lights on don’t mean I’m home”). Pepo desarrolla un disco pensado y compuesto en inglés, pero en plena grabación cambia de planes y muchas de las letras de sus canciones se pasaron al castellano. Así cortes como la inicial “Lifetime compromise” mantienen el título en inglés pero la letra se desarrolla en castellano.
El desencanto, los amores plagados de defectos y los errores cometidos son las temáticas protagonistas en el álbum. Ese desencanto que nos hace plantearnos si la culpa es de uno o del resto de los mortales queda perfectamente plasmado en “Life vest under your seat”… “Y ahora, desde este avión, todo se ve mejor y me doy cuenta de que mi problema soy yo”.
En “The beautiful struggle of all the small things” se acercan al sonido americana y a los desarrollos de su primer largo, y en “Have you ever felt ridiculously sad?” a los tintes acústicos y a los amores imperfectos que terminan idealizándose: “Nada bueno en ti y por eso te quiero mucho más que al resto”.
En “We don’t have idols, yet” buscan una salida al tedio urbano y vital: “Sacadme de aquí y libradme de funcionarios grises como su ilusión, feos, viejos y oxidados. Si esto es todo lo que puede ofrecernos la ciudad, es mejor que nos marchemos para no volver jamás”. Un corte con tintes épicos que trae uno de los mejores momentos del álbum.
Cierra “I see monsters” con una atmósfera enrarecida y un “Llamaré a mis padres y mentiré al decirles que todo lo que vine a hacer, salió bien. Lo mejor que me pasó, no te lo puedo contar” que se queda grabado a fuego.