Entre 1975 y 1979 Iceberg publica un LP cada año. En 1978 el grupo decide embarcarse en la aventura de realizar un disco en directo, aprovechando más de 5 horas de material recogido en diversas actuaciones. Para ese propósito se componen una serie de temas originales, ya que el grupo tiene claro que no desea hacer un directo al uso en el que se repase materiales ya existentes en grabaciones de estudio.
La exigencia del grupo hace que ese extenso material sonoro se quede reducido a tres largos temas con una duración total de poco más de treinta minutos. El resto es desechado por defectos de interpretación o grabación.
Así las cosas el resultado es un LP formalmente muy correcto, pero de escasa frescura y en el que no se palpa la transmisión entre el artista y el público. Es decir, casi una experiencia fallida.
Iceberg ha evolucionado en el último año hacia postulados cercanos al jazz rock, perdiendo en buena medida esas raíces que tan buen resultado les había dado en los dos discos precedentes. “Canço per a qualsevol orquestra” es un buen ejemplo de esa deriva jazzística que el grupo emprende a partir de este 1978.